Se puso en marcha para llegar a toda la población en general
pero, sobre todo, a los jóvenes ceutíes, en horas y zonas
donde no podían intervenir las unidades administrativas.
Aunque no puede callejear debido a sus dimensiones, la
Unidad RULE del Plan Nacional sobre Drogas de la Ciudad
Autónoma es cada fin de semana testigo impertérrito de la
práctica del ‘botellón’. De jueves a sábado, a partir de las
nueve de la noche se coloca en la plaza de África para
atender a los más jóvenes en su demanda de información sobre
las primeras relaciones sexuales, la prevención de embarazos
y las enfermedades de transmisión sexual. A media noche,
tras un descanso, se traslada a los Llanos de la Marina.
Es decir, que su labor informativa y de distribución de
material preventivo, según de quien se trate, se extiende a
otros factores que van más allá del consumo de
estupefacientes.
El acercamiento de los jóvenes a la unidad también se
realiza de forma activa, contando con una animadora
sociocultural para ejercer esta función. Tres diplomados en
enfermería, un técnico de laboratorio y un conductor
completan el equipo de la unidad, que acaba de lograr una
aportación de 30.000 euros para seguir funcionando, en
virtud de los convenios suscritos entre el Ministerio de
Sanidad y Políticas Sociales y la Consejería de Sanidad y
Consumo.
La demanda de información sobre drogas también resulta
abundante. Los jóvenes ceutíes quieren saber sobre todo
acerca de las drogas de síntesis, el cristal, o las setas,
que proliferan en las zonas de ocio, principalmente en la
época estival. Las cuestiones se orientan a discernir qué
efectos tienen estas drogas, cuándo pueden ser letales, etc.
La coordinadora de la unidad, Lola Naranjo, asegura que
también llegan muchos jóvenes preocupados por el tabaco.
“Una población que nunca va a la Administración en busca de
ayuda”, apunta Naranjo.
Y como el RULE se camufla muy bien por la noche, también hay
infinidad de jóvenes un poco más adultos, de los veinte
hasta pasados los cuarenta años, que se aproximan a la
unidad en demanda de las pruebas de detección del VIH, sobre
todo cuando se ha tenido una conducta de riesgo. El
enfermero está obligado a asesorarle sobre los riesgos
venéreos de algunas prácticas antes de hacerle el consabido
test.
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