Antonio Benítez ha sido galardonado con la Medalla de Oro
al Mérito al Trabajo que concede el Consejo de Ministros.
Llegó a Ceuta desde Gauzín (Málaga) hace 80 años casi con lo
puesto. Es el quinto de diez hermanos y el primer varón por
lo que pronto tuvo que asumir responsabilidades impropias de
su juventud. Su hermana enfermó y la familia gastó sus
ahorros en curarla por lo que todos los hermanos se pusieron
a trabajar. Ahora mira hacia atrás y se siente muy
satisfecho. El día más feliz de su vida fue el que contrajo
matrimonio con su mujer, Manuela Vega, que le dio cinco
hijos, José Antonio, Pedro, Manuel, Domingo y Juan Carlos
que a su vez le han dado 11 nietos y 4 bisnietos.
Pregunta.- ¿Cómo se siente después de que el Consejo de
Ministros le haya otorgado la Medalla de Oro del Mérito al
Trabajo?
Respuesta.- Muy satisfecho, como me voy a sentir. No lo
esperaba y menos después de recibir la Medalla de la
Autonomía de Ceuta que me dieron el año pasado. Me ha cogido
de imprevisto pero me ha generado una felicidad inmensa.
P.- ¿Por qué cree que ha sido merecedor de tan
distinguido e importante galardón?
R.- Creo que ha sido por los méritos que he hecho
trabajando, empecé de niño con 10 u 11 años en Gauzín
(Málaga), el pueblo donde nací.
P.-¿Hay tradición joyera en su familia?
R.- No. Yo vine de Gauzín junto a mis 9 hermanos. Mi padre
vendió la casa del pueblo porque pensaba que allí no había
porvenir para nosotros. Un hermano de mi madre, Pedro Nieto,
tenía el café La Perla y fue quien convenció a mis padres.
Una hermana mía enfermó y los ahorros que llevábamos se
gastaron enseguida. Todos nos pusimos a trabajar. Mi primer
encargo fue coger una carretilla de papel y llevarla hasta
Artillería cuando la carretera era de tierra. Con un
préstamo del Hispano Americano pusimos un bazar en la calle
General Sanjurjo y antes había trabajado con Don Epifanio
Hernández en la joyería que hoy poseo, La Esmeralda.
P.- ¿Cómo se hizo finalmente con el negocio de La
Esmeralda?
R.-Tras el bazar montamos una tienda de media joyería y
bisutería. A Don Epifanio no le sentó mal. Luego, cuando
alquilé la joyería Ibáñez, también fui a ver a mi antiguo
jefe y le pareció bien. Incluso me dijo que algún día tenía
que venderme su negocio. Pero no fue hasta el año 1990
cuando compré La Esmeralda. Vinieron las hijas del dueño y
me la ofrecieron, yo dije que sí. Fue un reto en todos los
sentidos porque la inversión era muy fuerte pero yo tenía
mucha confianza en mi clientela porque era muy buena.
P.- ¿Qué opinión tiene de Ceuta?
R.- No hay otro sitio como Ceuta. Yo he tenido la
posibilidad de comprar negocios en la Península pero nunca
he querido. De hecho me metí en un local en el mejor sitio
de Algeciras, pero nada más llegar a Ceuta ya me estaba
arrepintiendo y lo vendí por lo mismo que yo lo había
comprado. Y lo mismo me pasó en Granada con otro negocio. Es
que no hay nada como Ceuta.
P.- ¿Qué consejo le daría a la gente joven que empieza?
R.- Pues que para conseguir las cosas hay que trabajar
mucho. Yo he trabajado de día, de noche y los domingos.
Algunas veces llegaba a mi casa al mediodía y con el plato
puesto en la mesa ha sonado el teléfono. Solía ser algún
taxista que traía un cliente y tenía que renunciar a la
comida y atenderlo. Y por la noche igual. Venían muchos
barcos americanos a repostar, los Liberty, eran buques
mercantes y traían muchos dólares, la verdad. Me levantaba a
las dos o tres de la mañana, venía el cliente en un taxi
queriendo comprar y yo no estaba para desaprovechar las
buenas oportunidades. Unas veces se vendía y otras no pero
yo tenía que estar en el sitio por si acaso. Por otro lado,
los domingos vendía paraguas a 20 duros. Así fueron mis
comienzos, trabajando de día y de noche, a todas horas, no
teníamos horarios. Para los que empiezan en el mundo laboral
les aconsejo que para prosperar hay que trabajar, trabajar y
trabajar.
P.- ¿Qué le hubiese gustado hacer que no hizo?
R.- Nada, estoy muy satisfecho con lo conseguido y lo que
tengo me parece suficiente.
P.- ¿A quién le agradece el premio?
R.- Especialmente al Delegado del Gobierno, José Fernández
Chacón que fue quien lo propuso al Consejo de Ministros. Y
al pueblo de Ceuta en general porque sin su apoyo y cariño
no lo hubiera logrado. Mi mayor ilusión hubiera sido nacer
en Ceuta. Tienen mis hijos un título que yo nunca podré
tener, haber nacido en Ceuta.
P.- ¿Cómo ve el futuro de la Ciudad Autónoma?
R.- El futuro está en el Puerto. No tiene fábricas ni nada y
siempre ha vivido del Puerto. Todos los negocios en Ceuta
están vinculados al mar. Hay que potenciar el Puerto, la
vecina Marruecos va a abrir uno muy grande en la ciudad de
Tánger y esto nos puede beneficiar.
P.-¿Cómo ve la relación con Marruecos?
R.- Siempre hay algunas cosas de política y eso que
incomodan pero en general creo que tenemos una buena
relación. Yo personalmente he tenido muy buenos clientes
marroquíes, buenos compradores y buenos pagadores.
P.- ¿Considera que usted es un hombre hecho a si mismo?
R.- Pues la verdad es que sí. Empecé desde muy abajo y solo.
He trabajado mucho, lo mismo cuando me establecí que antes.
P.- ¿Cuál ha sido el momento más amargo de su vida?
R.- Perder a los seres queridos. Tuve un hermano que murió
con 33 años y aquello me marcó mucho. También perdí a otro
con 42. Gracias a Dios mis padres murieron mayores.
P.- ¿Y los más felices?
R.- Mi boda y los nacimientos de mis hijos, eso son los
principales. También el progresar en lo económico llena pero
por encima de esto está lo comentado antes.
P.- ¿Qué le parecen los ceutíes?
R.- Que son los números uno. Como se han portado tan bien
conmigo no se calificarlos de otra manera. Yo los quiero a
todos hasta los que son un poco bordes, voy por la calle y
todo el mundo me conoce y me saluda.
P.- ¿Sigue viniendo por la joyería?
R.- Todos los días y a las tres tiendas. Todas la mañanas
cojo un taxi porque me cuesta subir la cuesta a mis 89 años
y me lleva a la primera de las joyerías. Miro las cuentas y
mis hijos me informan sobre lo que se ha comprado y vendido.
No pierdo el contacto con la tienda a ninguna hora.
P.- ¿Y en caso de tener una opinión contraria a la de sus
hijos, quién impone su criterio?
R.- Hombre prevalece mi opinión pero procuramos estar de
acuerdo. Unas veces cedo yo y otras lo hacen ellos. Con ese
tema nunca ha habido ningún problema y a estas alturas no
creo que los haya.
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