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sociedad - MIÉRCOLES, 9 DE DICIEMBRE DE 2009


antonio benítez. reduan.

Medalla de Oro al Mérito al Trabajo
 

Antonio Benítez: «Mis hijos tienen
un título que yo nunca podré
tener, el haber nacido en Ceuta»

Este malagueño de nacimiento pero ceutí de adopción vino a la Ciudad Autónoma hace 80 años y de la nada consiguió abrirse paso en el mundo de los negocios, hoy en día es un referente en el panorama de la joyería
 

CEUTA
Ernesto Muñoz

ceuta
@elpueblodeceuta.com

Antonio Benítez ha sido galardonado con la Medalla de Oro al Mérito al Trabajo que concede el Consejo de Ministros. Llegó a Ceuta desde Gauzín (Málaga) hace 80 años casi con lo puesto. Es el quinto de diez hermanos y el primer varón por lo que pronto tuvo que asumir responsabilidades impropias de su juventud. Su hermana enfermó y la familia gastó sus ahorros en curarla por lo que todos los hermanos se pusieron a trabajar. Ahora mira hacia atrás y se siente muy satisfecho. El día más feliz de su vida fue el que contrajo matrimonio con su mujer, Manuela Vega, que le dio cinco hijos, José Antonio, Pedro, Manuel, Domingo y Juan Carlos que a su vez le han dado 11 nietos y 4 bisnietos.

Pregunta.- ¿Cómo se siente después de que el Consejo de Ministros le haya otorgado la Medalla de Oro del Mérito al Trabajo?


Respuesta.- Muy satisfecho, como me voy a sentir. No lo esperaba y menos después de recibir la Medalla de la Autonomía de Ceuta que me dieron el año pasado. Me ha cogido de imprevisto pero me ha generado una felicidad inmensa.

P.- ¿Por qué cree que ha sido merecedor de tan distinguido e importante galardón?

R.- Creo que ha sido por los méritos que he hecho trabajando, empecé de niño con 10 u 11 años en Gauzín (Málaga), el pueblo donde nací.

P.-¿Hay tradición joyera en su familia?

R.- No. Yo vine de Gauzín junto a mis 9 hermanos. Mi padre vendió la casa del pueblo porque pensaba que allí no había porvenir para nosotros. Un hermano de mi madre, Pedro Nieto, tenía el café La Perla y fue quien convenció a mis padres. Una hermana mía enfermó y los ahorros que llevábamos se gastaron enseguida. Todos nos pusimos a trabajar. Mi primer encargo fue coger una carretilla de papel y llevarla hasta Artillería cuando la carretera era de tierra. Con un préstamo del Hispano Americano pusimos un bazar en la calle General Sanjurjo y antes había trabajado con Don Epifanio Hernández en la joyería que hoy poseo, La Esmeralda.

P.- ¿Cómo se hizo finalmente con el negocio de La Esmeralda?

R.-Tras el bazar montamos una tienda de media joyería y bisutería. A Don Epifanio no le sentó mal. Luego, cuando alquilé la joyería Ibáñez, también fui a ver a mi antiguo jefe y le pareció bien. Incluso me dijo que algún día tenía que venderme su negocio. Pero no fue hasta el año 1990 cuando compré La Esmeralda. Vinieron las hijas del dueño y me la ofrecieron, yo dije que sí. Fue un reto en todos los sentidos porque la inversión era muy fuerte pero yo tenía mucha confianza en mi clientela porque era muy buena.

P.- ¿Qué opinión tiene de Ceuta?

R.- No hay otro sitio como Ceuta. Yo he tenido la posibilidad de comprar negocios en la Península pero nunca he querido. De hecho me metí en un local en el mejor sitio de Algeciras, pero nada más llegar a Ceuta ya me estaba arrepintiendo y lo vendí por lo mismo que yo lo había comprado. Y lo mismo me pasó en Granada con otro negocio. Es que no hay nada como Ceuta.

P.- ¿Qué consejo le daría a la gente joven que empieza?

R.- Pues que para conseguir las cosas hay que trabajar mucho. Yo he trabajado de día, de noche y los domingos. Algunas veces llegaba a mi casa al mediodía y con el plato puesto en la mesa ha sonado el teléfono. Solía ser algún taxista que traía un cliente y tenía que renunciar a la comida y atenderlo. Y por la noche igual. Venían muchos barcos americanos a repostar, los Liberty, eran buques mercantes y traían muchos dólares, la verdad. Me levantaba a las dos o tres de la mañana, venía el cliente en un taxi queriendo comprar y yo no estaba para desaprovechar las buenas oportunidades. Unas veces se vendía y otras no pero yo tenía que estar en el sitio por si acaso. Por otro lado, los domingos vendía paraguas a 20 duros. Así fueron mis comienzos, trabajando de día y de noche, a todas horas, no teníamos horarios. Para los que empiezan en el mundo laboral les aconsejo que para prosperar hay que trabajar, trabajar y trabajar.

P.- ¿Qué le hubiese gustado hacer que no hizo?

R.- Nada, estoy muy satisfecho con lo conseguido y lo que tengo me parece suficiente.

P.- ¿A quién le agradece el premio?

R.- Especialmente al Delegado del Gobierno, José Fernández Chacón que fue quien lo propuso al Consejo de Ministros. Y al pueblo de Ceuta en general porque sin su apoyo y cariño no lo hubiera logrado. Mi mayor ilusión hubiera sido nacer en Ceuta. Tienen mis hijos un título que yo nunca podré tener, haber nacido en Ceuta.

P.- ¿Cómo ve el futuro de la Ciudad Autónoma?

R.- El futuro está en el Puerto. No tiene fábricas ni nada y siempre ha vivido del Puerto. Todos los negocios en Ceuta están vinculados al mar. Hay que potenciar el Puerto, la vecina Marruecos va a abrir uno muy grande en la ciudad de Tánger y esto nos puede beneficiar.

P.-¿Cómo ve la relación con Marruecos?

R.- Siempre hay algunas cosas de política y eso que incomodan pero en general creo que tenemos una buena relación. Yo personalmente he tenido muy buenos clientes marroquíes, buenos compradores y buenos pagadores.

P.- ¿Considera que usted es un hombre hecho a si mismo?

R.- Pues la verdad es que sí. Empecé desde muy abajo y solo. He trabajado mucho, lo mismo cuando me establecí que antes.

P.- ¿Cuál ha sido el momento más amargo de su vida?

R.- Perder a los seres queridos. Tuve un hermano que murió con 33 años y aquello me marcó mucho. También perdí a otro con 42. Gracias a Dios mis padres murieron mayores.

P.- ¿Y los más felices?

R.- Mi boda y los nacimientos de mis hijos, eso son los principales. También el progresar en lo económico llena pero por encima de esto está lo comentado antes.

P.- ¿Qué le parecen los ceutíes?

R.- Que son los números uno. Como se han portado tan bien conmigo no se calificarlos de otra manera. Yo los quiero a todos hasta los que son un poco bordes, voy por la calle y todo el mundo me conoce y me saluda.

P.- ¿Sigue viniendo por la joyería?

R.- Todos los días y a las tres tiendas. Todas la mañanas cojo un taxi porque me cuesta subir la cuesta a mis 89 años y me lleva a la primera de las joyerías. Miro las cuentas y mis hijos me informan sobre lo que se ha comprado y vendido. No pierdo el contacto con la tienda a ninguna hora.

P.- ¿Y en caso de tener una opinión contraria a la de sus hijos, quién impone su criterio?

R.- Hombre prevalece mi opinión pero procuramos estar de acuerdo. Unas veces cedo yo y otras lo hacen ellos. Con ese tema nunca ha habido ningún problema y a estas alturas no creo que los haya.
 

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