Los seis proyectos de vivienda de protección oficial
desarrollados por la empresa pública empresarial del suelo
(SEPES) para la zona ceutí de Loma Colmenar responden a un
modelo arquitectónico promovido por el Ministerio a través
del concurso internacional de ideas VIVA (Vivienda de
Vanguardia). Este certamen se convocó para la construcción
de 5.688 viviendas destinadas a localidades de cinco
provincias y a la ciudad autónoma de Ceuta.
Con motivo de la celebración del 50 aniversario de la
fundación de SEPES, la entidad presentó el pasado día 2 una
colección de seis libros titulada ‘Paisajes domésticos’ en
la que se analizan “de manera constructiva” las propuestas
arquitectónicas surgidas del Proyecto VIVA. Según se informó
desde la propia institución, la presentación de la
publicación, editada en español e inglés, puso de manifiesto
“la necesidad de debatir sobre calidad de la vivienda
protegida, después de años de atención casi exclusiva a la
cantidad”.
En la presentación de la obra intervino, entre otros, el
director de SEPES Urbana (una división de gestión de los
proyectos creada este mismo año), Javier Ruiz, quien recordó
la “vocación de ser construidos” de todos los proyectos
propuestos en el concurso VIVA: “De hecho, varios de ellos
ya se encuentran en una fase muy avanzada de construcción”,
explicó.
Aunque el Proyecto VIVA nació como concurso de ideas y sus
resultados fueron ya objeto de publicación en su día, la
colección presentada hace unos días “da un paso más en el
estudio de las propuestas, innovadoras en lo constructivo y
sostenibles en el uso eficiente de la energía, que se
premiaron entonces”. En palabras de la ministra de Vivienda,
Beatriz Corredor, que ha prologado la colección, “la
arquitectura que presenta y analiza viene a ser una
aportación a la línea de continua innovación en vivienda
colectiva, en la mejor tradición de la arquitectura
moderna”.
En el caso concreto de la promoción de 171 VPO diseñada por
‘Fundación Supersudaka’ para Ceuta y como ejemplo de esta
vocación, se señala que “en una región caracterizada por sus
viviendas unifamiliares de patios en tejidos urbanos
intrincados el concurso pedía dar un giro radical de
topología urbana hacia el bloque colectivo abierto que tanto
caracterizo al movimiento moderno”. Supersudaca buscó
“reinterpretar esta topología urbana incorporando las
ventajas climáticas y espaciales de los pueblos
mediterráneos como sus calles sombreadas, su escala, su
intimidad, su uso de terrazas y pequeños espacios colectivos
así como su diversidad de escalas dentro de un sistema
arquitectónico ordenado que no encareciera los costos y
facilitara la discreta repetición, tan necesaria para dar
eficiencia a los costos constructivos”.
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