Francisco Jesús Fernández Salcedo nació en barbate en el
año 1979 y fue de los últimos que nació en su pueblo porque
ahora lo hacen en Cádiz. Con 19 años y tras acabar su
estudios de BUP y COU decidió comenzar su formación como
sacerdote. Confiesa que no contó en casa que habiá
solicitado su ingreso en el Seminario y tuvo que hacerlo
ante la evidencia. Tras cuatro años estudiando filosofía y
dos más de teología, se ordenó presbítero con 26 años.
Cuatro años después ha sido nombrado canónigo de Ceuta. Su
nuevo cometido tiene que ver con la secretaría de la
Catedral aunque sin olvidar a sus feligreses de Villajovita
a los que adora y de los que recibe un gran apoyo y cariño.
Pregunta.- ¿Cómo decidiste dar el paso de ordenarte
sacerdote?
Respuesta.- No es fácil de explicar. No es dar un paso, es
plantearse que quiere hacer uno con su vida. En la época de
juventud quería hacer algo que tuviera relevancia y
aventura, pero al mismo tiempo deseaba hacer algo que
hiciese feliz a los demás pero con la conciencia que el
primero que tiene que ser feliz es uno mismo. Para mi la
felicidad está en Jesucristo y considero que es el modelo de
una humanidad planificada.
P.- ¿Eso significa también renunciar a los placeres
mundanos?
R.- Significa renuncia y aventura.
P.-¿Qué te dijeron en casa cuándo dijiste que querías ser
sacerdote?
R.- En casa se intuía algo pero hasta que no di el paso
definitivo no se lo creyeron mucho. Una cosa era que yo me
volcara con la cofradía, con la parroquia y con las
cuestiones de fe pero en ningún momento había tomado esta
opción tan grande. Llegó el día que había pedido el ingreso
en el seminario sin ellos saberlo. Pero no me quedó más
remedio que comentárselo porque más tarde o más temprano se
iba a saber. Además es que yo quería lanzarme en este
proyecto grande de vida. Me dijeron que adelante, que ellos
iban a estar ahí para apoyarme sabiendo que el camino lo
haces tú y el camino lo has elegido tú.
P.- ¿Había tradición en la familia de sacerdocio?
R.-No, ni había tradición en la familia ni tampoco en el
pueblo. No tenían ningún referente de algún sacerdote que
hubiera comenzado y completado el proceso de formación y que
luego se haya ordenado. Todo lo que hasta ahora he ido
haciendo de ministerios u ordenaciones ha sido lo primero
que se ha hecho en el pueblo.
P.- ¿Cómo definirías a los católicos ceutíes?
R.- Son especiales porque conviven con otras culturas y
diversa manifestaciones de fe. Sin embargo hacen mucho
hincapié en la manifestación de fe pública. Los feligreses
ceutíes son especiales porque la situación geográfica y su
historia son diferentes al resto de la Península y eso
también condiciona su manera de sentir la fe.
P.- ¿Te sientes valorado y querido en Ceuta?
R.- Me siento muy querido y además con cosas muy concretas.
Desde que llegué a esta ciudad siendo joven lo hice
rompiendo un poco los esquemas del sacerdote. Al principio
les costaba mucho relacionar párroco con la figura de una
persona joven. En ningún momento me ha faltado la confianza,
siempre me han acompañado y me han arropado lo que ha hecho
que me sienta querido y valorado en esta tierra. Tuve la
oportunidad de ser el rey Gaspar con tan sólo tres meses
aquí y a partir de ahí he tenido una gran cantidad de
oportunidades que el pueblo de Ceuta me ha brindado. He
participado en todos los ámbitos de la cultura y de la
sociedad de Ceuta. Tanto desde el mundo cofrade y el social
y político. Desde que estoy aquí se han estrechado los lazos
con el cuerpo de bomberos. En fin, son detalles que van
configurando el ser y el actuar de un párroco dentro de este
barrio y de lo que representa la figura de San Juan de Dios.
He acompañado a los rocieros de Ceuta y he pregonado el
Rocío. Dentro del barrio el sacerdote sigue siendo un
referente y consultan muchas cosas con el sacerdote.
P.- ¿Tiene aspiraciones dentro de la Iglesia?
R.- Aspiraciones ninguna. La mayor aspiración que tengo es
dar un buen servicio. Cuando tu quieres y aprecias el sitio
donde estás sabes que la mayor aspiración es el día a día.
P.- Pero teniendo en cuenta su edad y lo joven que empezó
se prevén unas enormes posibilidades de futuro.
R.- La grandeza de Dios es que te va abriendo los caminos.
En ningún momento me imaginé que iba a venir a esta
parroquia, que iba a estar en Ceuta y que iba a tener estas
posibilidades relaciones sociales tan grande. Si hasta el
día de hoy he llegado hasta aquí y estoy contento, he sido
feliz y he aprendido muchísimo, pues que sea Dios quien me
vaya abriendo las puertas el día de mañana. Lo que pretendo
es ser fiel día a día no tiene más secreto. El que es fiel
en lo poco será fiel en lo mucho.
P.- El otro día estrenó nuevas responsabilidades al ser
nombrado canónigo por el Obispo, ¿cómo se siente?
R.- Me siento contento y con una gran confianza por parte
del Obispo y por parte del cabildo Catedral. Es una puerta
que se abre a descubrir como un sacerdorte joven puede
aportar algo a una institución clásica y con sabor a añejo.
La canonjía siempre se ha otorgado a personas que han tenido
un periodo de vida largo como una especie de recordatorio a
una trayectoria pastoral de reconocimiento. En mi caso se
abre una puerta no al final de una vida sino al principio.
Me siento muy confiado de poder aportar algo no sólo a nivel
de barrio sino ya en el núcleo central de lo que es la
liturgia y la Iglesia de esta ciudad.
P.- ¿Qué necesidades tienen sus feligreses?
R.- Lo primero que yo considero es que necesitan una buena
formación cristiana. Somos cristianos de culto pero estamos
olvidando los principios de nuestra fe y esto nos lleva a
olvidar nuestra esencia lo que provoca que hoy seamos
cristianos, mañana no lo somos, por la tarde lo volvemos a
ser y pasado mañana lo olvidamos de nuevo. Por eso hay que
ahondar mucho más en la formación de la fe cristiana.
P.- ¿Es difícil vivir desde los valores cristianos?
R.- Muy difícil, sobre todo cuando hay una sociedad que
impone y no aprecia lo que es un valor. Como su propia
palabra indica, un valor es algo que vale de por si. Pero
hoy no se aprecian los valores y se fomentan los
contravalores. Hay una confrontación entre lo que es un
valor y una verdad, porque esta última depende de lo que
consideremos que está bien quitando de nuestra mente lo que
son unos principios que son universales y válidos que
defienden puntos muy concretos de la vida del ser humano.
Esta es la mayor crisis que estamos viviendo. El
desconocimiento de la esencia de nuestra fe y de los valores
cristianos está haciendo que dentro incluso de personas
católicas que practican la fe se estén manifestando posturas
contrarias a la propia esencia de lo que es la Iglesia.
P.- ¿Algún mensaje más para los ceutíes?
R.- Me siento orgulloso de poder ejercer mi ministerio
pastoral en esta tierra. Espero que mi aportación ayude a
muchos a mantener su fe.
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