Flipo un poco con el deporte.
España gana la Davis y el Barça avanza imparable.
Lo del Real Madrid ya pasa de castaño oscuro. Su agonizante
partido contra un débil Almería solo ha dado paso a que todo
el mundo vea el egoísmo, la incultura, el salvajismo y el
engreimiento de un chaval al que han aupado al pedestal de
ídolo.
Me refiero, claro está, al portugués Cristiano Ronaldo.
Las acciones más cobardes y viles del fútbol español han
estado protagonizadas por dos jugadores madridista: Pepe y
Ronaldo. Agredieron y con violencia a dos jugadores
contrarios.
Precisamente a quién han encumbrado como ídolo no es quién
para decirle nada a Iniesta.
El Madrid ganó al simpático Almería de Hugo Sánchez con una
clara y manifiesta ayuda arbitral, cosa que ya nos tenía
acostumbrados desde tiempos de Franco.
Demasiado prepotente y chulesco vemos a quienes tendrían que
dar ejemplo de mejor cabeza.
Bueno, dejemos el fútbol y hablemos de política.
Lamentable espectáculo el que está dando una activista que
ha encontrado la panacea para tener su figura en todas las
portadas de los medios de comunicación.
Encima que el gobierno español le hace el juego, ¿tendrán
remordimientos de conciencia por lo que hicieron los
franquistas con el Sahara?, para que tenga como respuesta
una desabrida y desagradecida acusación digna de los peperos.
No es nada que esa activista acuse a España de empujarla a
la muerte y de ser cómplice con Marruecos de su situación
contractual.
Si por mí fuera, la trataría como a cualquier otro
inmigrante sin más.
Nadie sabe en qué se fundamenta esa señora en erigirse tema
de portada. Ni siquiera ha sido elegida por votación popular
para desempeñar cargo alguno.
Si les damos importancia a las activistas extranjeras en sus
reclamaciones… ¿por qué condenamos a los catalanes y a los
vascos en sus reivindicaciones?
Ya estamos cansados de esa puesta en escena que nos roba
dinero en aviones fletados y demás, estamos cansados de esa
señora que tiene la desvergonzada osadía de acusarnos de su
hambre y de su posible muerte.
Esa señora, pese a quién pese, es ciudadana marroquí hasta
la médula. La prueba irrefutable está en su pasaporte, ahora
confiscado por las autoridades marroquíes, ya que si estaba
en posesión del mismo es porque lo había solicitado
voluntariamente.
Si esa señora ha cometido un error, ese error lo está
extendiendo entre Marruecos y España… su comportamiento a lo
Cristiano Ronaldo (egoísmo y engreimiento) no es de recibo.
Que pida perdón a su país. Único requisito que le exigen
para que pueda regresar con su familia. Si tan tozuda es que
sepa de una vez que al rey alauita nadie le gana en tozudez.
El Gobierno español lo que tiene que hacer es dejarla pudrir
como ha dejado pudrir a miles de inmigrantes y no
preocuparse más por ella. Bastante preocupaciones tiene por
delante con los problemas estrictos del país como para
preocuparse por una sola persona, aunque esta persona
pretenda representar a un país hoy por hoy inexistente.
No es que esté a favor de que Marruecos se apropie del
Sahara (antigua provincia española), pero ese no es el
camino de conseguir una victoria internacional.
Tiene, nuestro Gobierno, dos opciones ineludibles: reconocer
el Sahara como nación independiente u otorgarle a Marruecos
la propiedad del mismo. No valen medias tintas.
Si se decide por la primera opción, debe inmiscuirse
totalmente en el afán independentista y luchar en los
estamentos correspondientes por el reconocimiento del país
sahauri.
Si se decide por la segunda, entonces dar carpetazo y
olvidarse definitivamente de aquella ex provincia productora
de fósforo.
En ambos casos debe olvidarse por completo de esa señora y
no malgastar dinero público.
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