Días pasados, prometíamos nuestra
presencia en estas páginas para comentar la comparecencia de
R. Zapatero y M. Rajoy llevada a cabo en la sesión plenaria
del Congreso de los Diputados en la que se presentaba el
presidente del Gobierno para dar cuenta de la Ley de
Economía Sostenible y a las preguntas e interpelaciones
urgentes de los líderes de las distintas entidades políticas
que forman parte del citado Congreso de los Diputados.
Preveíamos, también, enfrentamientos entre otras “figuras”
(en el argot boxístico primeras series del escalafón)
miembros que nosotros consideramos de las distintas
categorías de púgiles (en este caso con enfrentamientos
dialécticos), pero las intervenciones de los ministros y
líderes de la oposición nos han llevado a la conclusión que
no han sido lo suficientes relevantes como para que
hiciéramos una reseña de sus actuaciones, además el espacio
de que disponemos tampoco nos lo permite.
La velada, en sí, y, por ende, lo que ha revestido de
importancia, a nuestro criterio, han sido las intervenciones
de las dos primeras figuras: R. Zapatero y M. Rajoy. En este
caso, aun comenzando con una serie de fintas, ademanes y
amagos el púgil de la Moncloa no ha llegado a levantar el
ánimo de sus correligionarios, que solamente han convenido
con las acciones de su máximo representante, digamos que por
cortesía, al final de su actuación.
Hemos visto, de todas maneras, a un Rodríguez Zapatero lleno
de iniciativas, unas legislativas y otras de acciones
directas con su “compromiso permanente y sostenido en el
tiempo con el objeto de contribuir, a través de un conjunto
de reformas, a la recuperación económica y el empleo”.
Asimismo, “para corregir los desequilibrios evidentes de la
economía española principalmente debido al desplome del
sector inmobiliario, da cuenta del avance en las medidas
liberizadoras y reformas, señalando algunos de estos
desequilibrios: tasa del fracaso escolar en el 29 %,
temporalidad en empleo del 25 % y el alto nivel de paro,
mencionando también que se ha multiplicado por cuatro la
renta de los españoles, se han incrementado en mas de siete
millones el censo de empleados, la incorporación de mas de
un millón de mujeres al mercado de trabajo, se han
modernizado las estructuras hasta alcanzar un mas alto grado
que la media europea “(estamos en punta de lanza de la
modernidad”) y otros “golpes” ya consabidos. Continuó su
“combatividad”, que mas bien se asemejó a toda una sarta de
ademanes sin contundencia ni efectos demoledores hacia su
adversario, como después se pudo comprobar, con los
contenidos de la Ley de Economía Sostenible “una reforma que
afectará a todos los ámbitos relevantes para la renovación
del modelo productivo”, tendiendo por último la mano a todos
los grupos parlamentarios para poder contar con su
colaboración.
M. Rajoy no se anduvo por las ramas. Daba la sensación del
que se sabía de memoria la estrategia de su adversario:
“estas medidas igualan a otras anunciadas hasta la
sociedad”; “el contenido del informe expresa lo poco de
contenido de la Ley de Economía Sostenible”; “es mas bien un
rótulo luminoso en un solar vacío”. “Lo que de verdad hace
falta es una reforma del gasto estructural de la
Administración Publica (aclara que la deuda pública ha
aumentado en mas de doscientos mil millones de euros -mas de
3 billones de las antiguas pesetas-). Sigue atacando por la
derecha indicando que “lo segundo mas urgente es resolver el
problema del crédito, que en el dialogo social es un mero
espectador y que este dialogo social ha sido un fracaso
clamoroso desde que se inició, que se hace necesaria una
reforma fiscal sin subir los impuestos, la reforma de la
Administración de Justicia, del sistema energético, del
educativo, en definitiva: una alternativa sobre cosas
serias”. “Reformas, no maquillaje aplicado por un optimista
antropológico, es lo necesita nuestra economía”.
En este primer asalto las acometidas del aspirante M. Rajoy
fueron interrumpidas en varias ocasiones por los aplausos de
su “afición” siendo despedido con una atronadora ovación, no
sucediendo así con su oponente que cosechó una salva de
aplausos, no muy nutridos, de los escasos espectadores
presentes.
La sesión de réplicas y dúplicas estuvo caracterizada por
los consabidos “tu mas” y centrada principalmente en
demostrar el buen hacer por parte del representante
monclovita y su equipo y la “sobra de publicidad y falta de
realidad así como el haber triturado el derecho mas
importante que tienen los trabajadores como es el empleo”
que, en directo preciso, envió a su adversario el líder
genovés. A la vista de las actuaciones podemos resumir,
pues, que en esta primera sesión se llevó la victoria por un
amplio margen de puntos, dada la contundencia de sus puños,
el púgil de la calle Génova.
(Es de hacer notar la ausencia de espectadores inclusive de
“directivos de esta federación” -mesa del Congreso- y un
número notable de “abonados” al empleo político que, al
contrario que los parados de este país, aunque no trabajan,
sí perciben regularmente sus retribuciones).
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