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OPINIÓN - DOMINGO, 6 DE DICIEMBRE DE 2009

 

OPINIÓN / MIS COSAS

Mis cosas
 


ADE
ade
@elpueblodeceuta.com
 

Las tradiciones tienen que mantenerse, puesto que los pueblos que pierden sus tradiciones están perdiendo, sin discusión alguna, su propia identidad.

Por cierto que según me han comentado, los que más saben del asunto, unas de nuestras tradiciones se puede perder. Como la cosa no es segura, en cuanto llegue su momento, si eso es cierto, alguien me lo tendrá que explicar, no sólo a mí, si no al pueblo de Ceuta.

Pero como, en estos momentos, la tradición que más nos importa es la navidad, vayamos a ella. Los días 22 y 23 de este mes, los grupos participantes en el concurso de villancicos darán a conocer lo mejor de su repertorio en la Plaza de España. Una vez finalizado el tradicional concurso el día 19 que tendrán lugar en el Siete Colinas.

El concurso volverá a contar con tres categorías, Infantil, Juvenil y Adulto, pero hasta el próximo día diez en que se cerrará el plazo de inscripción no se sabrá, con certeza, cuántos coros de las distintas modalidades participaran en el mismo.

Estos concursos me llevan tiempo atrás, donde también se celebraban los concursos de los coros navideños. La celebración, de los mismos, tenía lugar en la Paza de los Reyes que, por cierto, se ponía a tope de espectadores animando a sus respectivos representantes.

Cabe destacar en aquella época, los coros de “Los Pastores” y “Las Palomas”, perfectamente equipados y que daba gloria escuchar sus actuaciones, por la perfecta sincronización que tenían en cuanto realizaban sus componentes, a la hora de cantar su repertorio.

Era otra época donde, por supuesto, la popular “Polvoroná” que amenizarán los coros de Adultos brillaba por su ausencia. Milagros había que hacer para conseguir un polvorón, aún cuando Roque, el de las famosas murgas ceutíes, los elaboraba en su domicilio y a un buen precio, que se ajustaba a los bolsillos de los menos pudientes.

Parece que fue ayer y ya ha llovido lo suyo, cuando en el patio de las gaseosas, todos los chavales “capitalistas de las alpargatas” de aquella época, entre los que nos encontrábamos, íbamos a prestar nuestra colaboración a la elaboración de esos polvorones, bajo la atenta mirada de Anita, la señora de Roque, para que no nos comiéramos las almendras. Pues a pesar de esa vigilancia, algunas caían, porque la necesidad te hace agudizar tu inteligencia.

Dejando a un lado esa vigilancia a la que éramos sometidos, tengo que decir y digo que, todos los chavales que participábamos en la elaboración de los polvorones, sentíamos una gran cariño por Roque y Anita.

Porque, Asnita, a la hora de envolver los polvorones, hacia la vista gorda para que nos comiésemos alguno de ellos. Lo que, sin duda alguna, suponía un gran placer a todos los chavales que estábamos prestando nuestra colaboración.

Puede que algunos crean, que recordar aquellos tiempos es cosa de retrógrados, pero no me cabe duda alguna, que recordar lo que fuimos y lo que vivimos, sirve para enriquecernos y empaparnos de nuestra historia. ¡Que tiempos aquellos!.
 

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