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OPINIÓN - SÁBADO, 5 DE DICIEMBRE DE 2009

 

OPINIÓN / EL OASIS

Vivas y Fernández Chacón
 


Manolo De la Torre
manolodelatorre@elpueblodeceuta.com
 

El uno está en pleno auge de su carrera política y el otro lleva ya en ella la tira de años; el uno ha cumplido 56 años, y el otro también; el uno gusta de mezclarse entre las gentes, el otro intenta pasar inadvertido; sin embargo, ambos son afables, cercanos y consiguen ganarse pronto la simpatía de quienes les tratan.

El uno es licenciado en Economía y tiene plaza de funcionario en propiedad, el otro, en Ciencias Químicas, de modo que los dos pueden dejar la política activa en cualquier momento y seguir viviendo estupendamente.

El uno trata de persuadir por medio de la palabra, y cada día se siente más seguro ejerciendo de orador, el otro acude al atril por obligación y desea que finalice cuanto antes el deber de discursear.

El uno nunca fuma en público, o, al menos, yo no le he visto; el otro, en cuanto puede se da las mañas suficientes para encender el pitillo del sosiego y de la cordialidad.

El uno, cuando asiste a cualquier acontecimiento, a la hora de compartir corrillos ansía estar presente en todos ellos; el otro, en cambio, si se siente a gusto en un sitio hace todo lo posible por permanecer en él.

El uno transita la calle dejándose ver, pues se sabe popular y admirado entre los suyos; el otro apenas mira hacia los lados y suele caminar con rapidez, porque jamás se ha desprendido de la etiqueta de la sobriedad.

El uno es nacido en esta tierra, y conoce perfectamente la forma de ser de sus paisanos, lo cual le ha permitido ganarse la voluntad de la mayoría; el otro, aunque vino al mundo en Utrera, se jacta de ser gaditano hasta la médula; así que resulta comprensible que se haya hecho querer en Ceuta.

Los dos son hombres de bigotes. Y, aunque parezcan que no rompen un plato, en cuanto las circunstancias lo requieren ponen sobre el tapete la firmeza y la energía. Y lo hacen sin recurrir a los aspavientos. Si bien cada uno emplea sus mejores armas.

El uno pertenece al PP, pero bien pudo ser socialista; el otro, es socialista desde que fue sindicalista; mas ambos pertenecen a una clase media cuyos padres hicieron los mayores sacrificios para que pudieran ir a la universidad.

A los dos les gusta el fútbol, y los dos se pirran por las fiestas carnavalescas. Uno daría media vida por ver ascender a la Asociación Deportiva Ceuta, siendo él alcalde, y tiene mucho tiempo para que sus deseos se cumplan; el otro sueña con que el Cádiz vuelva a jugar en Primera División.

Uno es asiduo lector de libros de Historia y de ensayos en sus ratos libres; el otro, en cuanto puede se echa a la mar donde parece ser que encuentra la calma necesaria.

El primero, salvando el contratiempo último de Gordillo, está viviendo su cargo de éxito en éxito y jaleado por la multitud; el segundo pasó por Melilla como delegado del Gobierno y a punto estuvo de batirse en duelo con Juan José Imbroda.

La suerte, o la intuición de quien lo eligió para ser delegado del Gobierno en Ceuta, ha hecho posible que José Fernández Chacón haya coincidido con Juan Vivas en una cohabitación que será recordada como casi perfecta. Hasta el punto de que en ocasiones dan la impresión de que sirven a una misma causa. Pero no se equivoquen: ambos sirven a Ceuta.
 

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