Llegaron al Salón de Plenos con más documentación en sus
manos que la que acumularía, junta, la que portan cada
último jueves de mes sus mayores y protagonizaron una Sesión
Plenaria Escolar y Extraordinaria cargada de sentido común,
de realidad y de respeto. Sin carcajadas, desprecios,
insultos ni medias verdades, los veinticinco estudiantes que
se vieron investidos por un día del papel de diputados
autonómicos dejaron claro que tienen y ven muchos problemas
alrededor y que quieren soluciones. Y que las quieren
pronto, sin dilaciones. Y avisaron de que están dispuestos a
repetir...
Tengan cuidado señores políticos, empresarios, periodistas y
demás pilares del sistema en el que vivimos. Tienen quince
años para hacer algo. Si los 25 adolescentes estudiantes en
siete de los doce centros educativos de la ciudad que ayer
participaron en la duodécima edición del Pleno Escolar no
mutan sus preocupaciones, inquietudes y demandas por el
camino en ese plazo de tiempo, cuando ronden los treinta les
van a pasar una factura muy larga. Los jóvenes no quieren
saber nada de la ley del capitalismo, las reglas de la
oferta y la demanda, las discusiones metafísicas de la
alta-baja política de quienes viven de ella. Tienen
problemas o los ven en sus casas y en las de sus amigos. Y
exigen soluciones.
Convocados por la Consejería de Educación y Cultura al Salón
de Plenos de la Asamblea, donde también fueron recibidos por
el presidente Vivas y el director provincial del Ministerio
de Educación, Aquilino Melgar, los jóvenes diputados por un
día se afanaron en la tarea de no desmerecer a sus mayores a
la hora de tratar el asunto monográfico de la sesión del
día, el artículo 51 de la Constitución, referente a la
defensa de los consumidores y usuarios.
Desde ese punto de partida Vivas les instó a valorar la
Constitución como instrumento del que nos hemos dotado los
españoles para convivir “en paz, concordia, civismo y
democracia”; les habló de la indisoluble unidad de España y
de nuestro Estado “social y de Derecho”; y les conminó a
incentivar que las instituciones velen por el interés
general antes que por el particular.
A ello se dedicaron. El tema del Consumo dio pie a los
alumnos para repasar la legislación nacional y comunitaria
vigente y sirvió para evaluar la eficacia de los medios que
las instituciones ponen al servicio de la ciudadanía en
materia de Consumo, pero sobre todo permitió escuchar dos
grandes demandas: 1) soluciones a la carestía y a las
deficiencias que presenta el servicio de transporte marítimo
hacia la península; y 2) más políticas sociales para paliar
las dificultades que atraviesan los menos pudientes.
Ordenados alfabéticamente de acuerdo con el centro en el que
cursan sus estudios, ocho ‘portavoces’ pasaron por el atril
de la Cámara para fijar posición al respecto. En líneas
generales demandaron un esfuerzo “informativo” de las
Administraciones Públicas para formar “consumidores
responsables” y las normas necesarias que ningún abuso pase
sin pena.
Gema María Martínez, de FEAPS, fue más allá y demostró que
una mentira repetida no se convierte en verdad: “¿Dónde
queda la Ley de Accesibilidad cuando el servicio de
transporte público sigue sin estar adaptado para las
personas con movilidad reducida o cuando no se puede acceder
a un autobús con un carrito de bebé?”, se preguntó entre los
aplausos de los presentes, entre los que se pudo ver a
varios miembros del Gobierno y a diputados de la oposición
como Fatima Hamed, abogada, que sabrá bastante de los
ininteligibles contratos que la estudiante pidió se
simplifiquen de una vez, como también impone una legislación
que no se cumple. Manuel Román, del IES Abyla, planteó otra
preocupación cotidiana de los jóvenes, la del uso de
Internet sin las imprescindibles medidas de seguridad.
La realidad real
Destacó la Corporación estudiantil por su cercanía a la
realidad. ¿Cuántos diputados conocen de cerca a niños que no
pueden cruzar el Estrecho hasta que van de excursión con sus
colegios? ¿Cuántos a familias que sólo pueden pagar clases
particulares a la mitad de sus hijos? ¿Cuántos a ceutíes que
deben prescindir del cordero y los mariscos en Navidad
porque sus precios se desmadran?
De todo eso hablaron y para todo ello pidieron soluciones,
hechos, no palabras. “¿Quién no las ha pasado canutas
después de pagar un montón de dinero por un billete de barco
para después quedarse tirado en el puerto o perder un enlace
con un tren o un avión sin ninguna compensación?”, vino a
preguntarse el portavoz del IES Siete Colinas, Sergio
García.
Llamaron la atención estos políticos por un día por su
educación y formalidad, pero también por su disposición a
hacer preguntas, rara avis en los Plenos de cada último
jueves de mes, sin dar la impresión de tener la respuesta en
el bolsillo. Y por su sinceridad, ante sus compañeros de
bancada y ante los periodistas.
¿Os habíais preocupado alguna vez por lo que se habla en
este Salón? “No mucho”, respondió Javier Parrado, del IES
Almina, un torero político que prometió hacerlo algo más a
partir de ahora; que, sincero, se confesó “agradecido” por
pasar la mañana en el sillón de Vivas y no haciendo “lo que
tendría que estar haciendo” en su instituto y que demostró
haber aprendido de los profesionales. Cuando una diputada
planteó si había que confiar en la calidad de todos los
productos eludió el dardo con finura: “¿Alguna otra
pregunta?”, pidió entre las carcajadas del público
asistente, con un gran número de padres y profesores, para
pasar el trago.
Al término del debate la consejera de Educación, Mabel Deu,
prometió, en su nombre y el del viceconsejero de Consumo,
Manuel Blasco, que presenció toda la Sesión, tomar nota de
las propuestas y reivindicaciones juveniles. “Esto no
quedará en un cajón”, dijo tras congratularse con una
sonrisa cuando los alumnos dijeron considerar “difícil” la
tarea política con tantos papeles y trajín “de un sitio a
otro”.
¿Repetiríais?, se les preguntó al final: “Síiiii”,
respondieron a coro.
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