Dos años de prisión fue la pena solicitada por el
representante del Ministerio Fiscal para un individuo por un
presunto delito de robo con fuerza en las cosas. Por su
parte, el letrado de la defensa pidió la absolución de su
cliente ante el titular del Juzgado de lo Penal número 2.
Los hechos se produjeron el 13 de mayo de 2006 cuando el
perjudicado denunció el robo de varios objetos que se
encontraban en el interior de su vehículo, para ello
rompiendo el cristal del turismo que, al parecer, contaba
con una lámina coloreada que impidió que el cristal quedase
destrozado y sólo fracturado. “Yo estaba de maniobras y
después me di cuenta de que el cristal estaba fracturado,
estando el coche aparcado fuera del cuartel”, explicó el
denunciante. Por su parte, el acusado manifestó que ese día
tenía guardia en Regulares, que no había tenido nada que ver
con los hechos y que además era amigo del afectado. Este,
por su parte, declaró que nunca había apuntado hacia su
compañero y amigo como el autor del delito añadiendo que “es
imposible que estando de guardia haya salido del cuartel y
el coche estaba fuera”.
Y la principal prueba de cargo a la que apuntaba el fiscal
era una huella registrada por la Policía Nacional en el
cristal del turismo y contra la que el acusado argumentó, en
su defensa, que “al enseñarme mi compañero el coche lo toqué
para ver qué había pasado e inspeccionarlo”. Versión que el
perjudicado amplió esgrimiendo que “muchos de mis compañeros
rodearon el vehículo y puede ser que alguien se apoyase en
él, pero no creo que mi amigo me lo haya hecho”. El juicio
quedó visto para sentencia.
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