Estoy muy interesado en saber qué
es el asunto ese de la economía sostenible. A decir verdad
tengo cierta idea, pues toda mi vida me la he pasado
tratando de sostener mí economía que nunca, toda hay que
decirlo, ha estado como para tirar cohetes. Quizás por esa
lucha que he mantenido con mi economía particular, no me
afectado la crisis, por a sencilla razón de que, siempre, he
estado en crisis total. Vamos, con menos dinero en el
bolsillo, que el que se está duchando.
Que digo yo, en el caso que se pueda decir algo, que para
hacer la economía sostenible, habrá que apuntalarla, para
que no se venga abajo. Era lo que yo empleaba para sostener
mi paupérrima economía, apuntalarla. Que, por cierto, estaba
más apuntalada que la casa de Paco Navas. ¡Que ya es decir!.
Varios amigos míos me han dicho, que haga el favor de
enterarme bien enterado, qué es eso de la economía
sostenible, porque, algunos de ellos, ya no saben que hacer
para poder sostener la suya que, cada día que pasa, se le
viene más abajo.
Así que, por los amigos los que haga faltas, voy a poner mis
cinco sentidos para enterarme de qué va el asunto, y
podérselo explicar con claridad meridiana. Porque, algunos
de ellos, se parecen a esos políticos que nunca se enteran
de nada. Oiga, por mi santa, que como las meigas haberlos
haylos. Sin señalar que está una jartá de feo.
Por lo tanto, tengo un enorme problema, cómo le explico a
mis amigos, qué es el asunto de la economía sostenible, si
no tengo ni la más remota idea de lo que es. Después se me
enfadan e incluso me llaman egoísta porque tienen el
convencimiento de como tengo que saber de todo, lo que se
del asunto me lo guardo para mi.
De todas formas, como están todos ellos más “boyaos” que el
menda, en cuanto empiece a hablar, lo hago de la forma que
lo hacen todos esos grandes “intelectuales” literarios, no
se enteran de nada, porque cuando estos se meten en
profundidades literarias, no hay un dios que los entienda, y
se quedan tan satisfechos, haciendo como los que se han
enterado de todo, que incluso me dan las gracias.
No hay nada más socorrido, en este mundo traidor, donde nada
es verdad ni mentira, que cuando se quiere que nadie se
entere de lo que escribimos, recurrir a la literatura pura y
dura, donde no se dice nada, pero todos los catetos para
quedar bien y dárselas de entendidos, ocultando su
analfabetismo, dicen “precioso tu artículo de hoy. Te tengo
que felicitar”.
A usted, por supuesto, autor del mencionado artículo no se
le ocurra preguntarle por nada relacionado con el mismo. No
hay mejor forma de crearse enemigos, que demostrarle su
analfabetismo, a quienes se la quieren dar de cultos.
Es la táctica que he empleado con mis amigos para
explicarles lo de la economía sostenible que, por la gloria
de mi pare, como diría mí amigo, el gitano Juan, no tengo ni
la más remota idea. De momento, por si las moscas, me he
buscado cuatro vigas de hierro y he apuntalado la caja
fuerte que tiene, en su interior, más telarañas que una casa
abandonada hace veinte años.
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