Existen grupos de amigos que
recorren cada día la llamada “Senda del Colesterol”, o sea
desde la “Curva del Plátano a la Aduana Española”. Y lo
hacen como prescripción facultativa para desentumecer los
músculos, por una parte y, según dirán, para eliminar el
colesterol, por otra, y con ello evitar su presencia en
exceso de las lipoproteínas plasmáticas (hemos tenido que
documentarnos en la definición del colesterol para entender
lo que alguno de estos amigos expresaran en sus acaloradas
conversaciones).
Pero no viene al caso la explicación de qué consecuencias
puede tener el exceso del “colesterol del malo” sino que
pensamos que los integrantes de estas comitivas pueden
utilizar el matutino paseo, aparte de la justificación
facultativa, para dar un repaso político a sus acompañantes.
Y así veríamos, en la conversación lógica que se organiza
diariamente, como cada uno arrima el ascua a su sardina,
políticamente hablando. Entendámonos: el de inclinaciones de
izquierda, comentará la cantidad de malversadores de fondos,
imputados en prevaricaciones, cohechos, recalificaciones
ilegales de terrenos, etc. que se imputan a miembros de
ayuntamientos del Partido Popular y eso sin tener en cuenta
otras actuación de índole sexual y de carácter local que no
se conocía en los momentos de que hablamos y que hubieran
supuesto para nuestro protagonista un argumento suficiente
con que ocupar toda la carrera, a paso ligero se entiende,
que comprende la “Senda del Colesterol”.
Acto seguido, como si de un circunloquio se tratara (ya que
el interviniente se recrea en el juego de palabras) hará uso
de la oratoria (bien documentada y que denota su afición a
la lectura de la prensa diaria nacional) otro participante
en el pequeño maratón del que nos referimos y atacará con
los casos de corrupción que afectan a miembros del Partido
Socialista (que de seguro ganan por goleada a los atribuidos
al Partido Popular), como, por ejemplo, los de Ciempozuelos,
Aldea del Fresno, Catral, Benitaxtell, Bigastro, Albatera,
Sueca y Zarra en la Comunidad de Valencia. Varias en las
Islas Canarias, en Andalucía, en Castilla La Mancha, en
Murcia, o sea, para que seguir hablando… Y si comentamos el
tema sexual, continuará diciendo, pone de ejemplo a don
Alfonso Guerra, promiscuo confeso y, además, siendo un alto
cargo del Gobierno no cualquier consejero que no llega
todavía ni a Comunidad Autónoma como la de Ceuta.
Entre los andantes existirá también el clásico
“contemporizador” y así convendrá en decir que todos los
políticos son iguales sean del partido que sean (creyéndose
que con ello no quita razón a los dos intervinientes
anteriores), que el que no cae por cualquier delito cometido
cae por la subida de faldas o bajada de pantalones, que hoy
en día es lo mismo, o la consiguiente felación que, al
parecer, es lo que mas se lleva.
Está, también, el religioso al que no le interesa para nada
la vida política ni las andanzas de sus representantes (los
políticos se entiende) que desviará la atención de sus
anteriores congéneres y comentará la ingente labor de la
Iglesia en el ámbito social (asistencias en hospitales,
asilos, colegios, comedores, etc.) poniendo de ejemplo la
obra sin par del Padre Vicente Ferrer en la India en pro de
los menesterosos…
O sea, que nos quedaríamos sin participar, primero por lo,
en algunos momentos, escabroso de las conversaciones y,
segundo, porque no nos interesan tantas y tan oídas
desfachateces y llegaremos a la conclusión de que en vez de
denominar este paseo como la “Senda del Colesterol”, debe
llamarse el “Paseo de la “Adrelanina”, que es lo que sus
organismos segregan, hormona vaso activa que actúa sobre el
músculo, aumenta el metabolismo, relaja la musculatura de
las vías respiratorias para que ingrese mas aire en los
pulmones aumentando la velocidad de la respiración,
estimulando el corazón y dilatando las pupilas por lo que,
si darse cuenta, lo que lograran con sus paseos y escabrosas
conversaciones es incrementar en su organismo la citada
adrenalina sin darse cuenta que el aumento de su segregación
está también íntimamente relacionado con el estado emocional
y las emociones pueden provocar un aumento de los latidos
del corazón, un incremento de la tensión arterial y la
posibilidad de un accidente cardíaco. Nosotros, por si
acaso, no participaremos en ninguno de estos paseos para
evitar que la adrenalina nos juegue una mala pasada.
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