Parte de la comunidad musulmana
ceutí, la menos involucrada con el reparto de subvenciones o
regalías y la presencia mediática, comienza a estar cansada
de las continuas trifulcas, cada vez menos soterradas y más
públicas, casi ya sin pudor alguno, en plena calle, que los
representantes de la FEERI y la UCIDCE protagonizan cada dos
por tres, coincidiendo casi siempre con la celebración de
cualquier festividad religiosa de repercusión para la
comunidad. Ambas partes esgrimen agravios, cuando no
denuncias peores, que dado el tenor de sus acusaciones
deberían formular de inmediato ante los Tribunales. Si no,
por el bien de la comunidad, deberían renunciar a ciertos
protagonismos en aras del bien común de un colectivo con
múltiples necesidades.
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No sólo de grandes proyectos como
el de la ampliación del puerto o la construcción del
anhelado vial entre el puerto y la frontera vive el
ciudadano, que también necesita que aquellos servicios que
utiliza de forma cotidiana para satisfacer otro tipo de
necesidades estén a la altura de lo requerido. La reforma de
la sede central de Correos en Ceuta es un ejemplo del buen
trabajo que las instituciones desempeñan cuando no pierden
de vista ese tipo de infraestructuras que, aunque reporten
menos alharacas en su inauguración, son muy valorados por la
población, especialmente por aquellos que, por razones de
discapacidad o de otro tipo, no podían hasta ahora disponer
de los servicios de la empresa estatal como merecen.
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