Si alguien pensaba que el “caso
Gordillo” iba a dañar la imagen de Juan Vivas o
rebajarle el grado de devoción que los ceutíes, casi
mayoritariamente, sienten hacia él, se habrá quedado sin
habla al leer el sondeo de sociópolis hecho para ‘El Pueblo
de Ceuta’.
De ese estudio, realizado del 9 al 22 de este mes, se
desprende que Vivas sigue siendo el político más valorado en
todos los aspectos. El más querido y el que suscita más
afectos y entusiasmos hacia su persona.
A partir de ahí, pueden ustedes preguntarse qué ha hecho
este hombre para despertar semejante fervor entre los
ciudadanos, ganarse tal respeto y levantar tanta pasión con
su forma de ser. A mí me parece que es uno de esos elegidos
que hagan lo que hagan son siempre bien vistos por una
abrumadora mayoría de miradas ajenas. Así, por más vueltas
que le den al asunto, todo concluye en lo de siempre: Vivas
podrá seguir siendo alcalde hasta que él decida lo
contrario.
Cuando una persona consigue ganarse la voluntad de los
demás, en cualquier actividad, sin apenas voces que discutan
la supremacía que le otorgan en su labor, se suele decir de
ella que tiene carisma. Palabra que viene del griego y
significa don divino. Por lo que a mí me agrada más usar el
vocablo encanto.
¿Dónde radica, pues, el encanto de Vivas...? Sus discursos
están bien construidos, sabe exponerlos, aunque debiera
evitar ser tan repetitivo. Y, aunque sabe improvisar,
sinceridad obliga: no es Castelar. No obstante, sería
injusto omitir que en el cara a cara es el número uno. Y lo
es, sin ninguna duda, porque es capaz de decirle a cada uno
lo que quiere oír.
Y además transmite ternura –días atrás, ya dije que parece
que no ha roto un plato en su vida y que tiene cara de bueno
a tiempo completo-, calidez y sentimiento. Y hasta reconocí
que ser bajito le ha ayudado a convertirse en un líder
político de altos vuelos.
Y yerran cuantos no lo quieran ver así. Porque en esta vida
no somos nadie hasta que los demás no lo desean. Y en esta
ciudad, créanme, la llegada de Vivas a la alcaldía ha
logrado que innumerables ceutíes se sientan orgullosos de
ser representados por este funcionario que ha conseguido
poder y autoridad gracias a que ha sabido conectar con el
pueblo de manera magistral.
Verbigracia: cuando pasea por la calle, el espectáculo está
logrado; porque hombres y mujeres mayores dicen siempre lo
mismo de él: ¿Ha visto usted qué persona más sencilla, qué
humilde y qué agradable es? Y se dan patadas en el trasero
los más jóvenes por darle la mano o porque les salude el
presidente Vivas.
Me consta que fastidia mucho, por no decir que jode una
barbaridad –entre los militantes del PSPC, por ejemplo, que
son muy pocos pero inaccesibles al desaliento-, que yo
cuente lo que cuento. Pero a ver quién es el guapo que se
atreve a llevarme la contraria.
Cierto es que algunos políticos o comentaristas pondrán en
tela de juicio la validez y la fiabilidad del sondeo
realizado por sociópolis, debido a que las opiniones de los
ciudadanos no coinciden con sus ideas o con sus esperanzas.
Mas, en este caso, lo publicado por este periódico no hace
sino confirmar lo que es una verdad como un templo: la gente
quiere a Juan Vivas. Así como suena. Y aquí no hay más cera
que la que arde.
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