En uno de sus años más especiales, el Centro Dramático de
Ceuta, recientemente galardonado con el Premio de las Artes
y la Cultura de la Ciudad Autónoma por sus 25 años
ininterrumpidos ofreciendo el arte de la actuación, puso en
escena su última obra del año, ‘El hombre del atardecer’, de
Santiago Moncada, una alta comedia que reflexiona sobre la
insatisfacción de la madurez. La compañía ceutí dará hoy, a
partir de las ocho y media de la tarde, un segundo pase en
el auditorio del Instituto de Educación Secundaria Siete
Colinas.
Bajo la dirección de Manuel Merlo, los actores locales
Carmen León, Marta Vila, Adán León, Pedro Alonso Menllé y
Olga Martí dieron ayer vida a los personajes de El hombre
del atardecer, obra de Santiago Moncada, escritor y
dramaturgo madrileño que fue finalista del Premio Planeta
con la novela El stress.
Pese a tener un tono cómico, El hombre del atardecer habla
de la melancolía de la soledad otoñal de la vida. “En ese
instante”, comentaba el propio autor, “y durante cierto
tiempo, la inteligencia, el sentido común y, en ocasiones,
hasta la dignidad y el temor al ridículo quedan anulados”,
llegándose finalmente a la “resignación”.
Sobre este tema del tránsito mental de una edad a otra, con
todo lo que se pierde y lo poco que se gana, se han escrito
numerosas comedias, la mayoría de ellas muy jocosas, porque
el esfuerzo de aparentar algo que ya se ha perdido resulta
siempre patético y, por tanto, fácil para la distorsión y la
caricatura; algo de lo que Moncada huye en El hombre del
atardecer, donde no quiere ser premeditamente divertido,
siendo más bien indulgente, “sonriendo más que
ridiculizando”, apunta el propio autor.
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