Cada vez me quedo más sorprendido
con la problemática que está levantando la festividad del
Día del Sacrificio y muy especialmente cuando parece que es
una festividad que afecte, únicamente, al ámbito docente.
Es esperpéntico el posicionamiento absurdo que hay quien
quiere encabezar, como si el mundo docente lo encabezaran
únicamente los sindicatos, y más concretamente los liberados
de algunos de ellos.
Rotundamente digo, NO, a las manifestaciones que sostienen
algunos de esos, al pretender encajar el día 8 de enero,
viernes para más señas, aduciendo que se basan en “criterios
profesionales y pedagógicos” y no en “políticos o
religiosos”.
Estamos ya hartos, yo al menos lo estoy, de esos “numerus
clausus”, ahora también para fechas festivas, según
convenga, y siempre que aparece eso, aparece al lado la
coletilla ya excesivamente manida de las cuestiones
profesionales y pedagógicas”.
Pero hay más, veo en una información publicada el pasado
martes, algo así como:”Los docentes, por el 8 E”. No sé de
donde puede salir esa afirmación, pero yo que soy docente, y
que empecé casi ayer, hace 40 años, sin haber estado
liberado jamás, no he dicho nada del 8E o del 24 J, por
ejemplo. Y es más en el centro en el que yo imparto las
clases, desde hace muchos años, no ha habido ninguna
reunión, ni nada parecido en la que se haya pedido
posicionamientos a este respecto.
Ya está bien de marcar unos terrenos según les conviene a
ciertos personajes que quieren estar predicando y en la
procesión.
Además, he dicho hace pocos días y lo vuelvo a decir ahora
que si es fiesta lo será para todos los habitantes, no para
unos sí y para otros no. Porque en la docencia hay personas
que practican la religión islámica, pero también hay
personas que la practican en otras profesiones, con lo que
no veo que se tengan que cerrar los colegios y no parar las
obras o cerrar los bancos, por ejemplo.
Aquí, y vamos a ser sensatos, se ha planteado una cuestión
en términos políticos, no sé la razón de qué parte está, y
se quiere involucrar en ello a aquellas partes que más
personas pueden verse afectadas, y lo que menos importa, ni
a los políticos que están en la escena, ni a los sindicatos
que van en su camino, es la profesionalidad, lo pedagógico,
ni nada que se le parezca.
Y como en todo esto, a río revuelto, ganancia de pescadores,
aparecen por ahí algunas informaciones de que los padres
quieren que las cosas se queden como estaban. Cada uno tiene
sus razones, particulares, aunque el objetivo ni lo veo, ni
lo entiendo, ni voy a meterme en un charco en el que nada
tengo que hacer.
Está claro que hay un calendario que puede gustar más o
menos, pero está ahí, desde hace tiempo. Está claro que en
su día, políticamente, se tomaron unas decisiones en la
Asamblea, y lo que no es de recibo es que ahora, cada uno
quiera ir por su lado y tratando de meter en el barrizal a
quienes menos pintan en todo esto, como somos los
profesores.
Cuando estas líneas vean la luz del sol, el jueves, es
posible que ya esté solucionado, a su manera, todo este
asunto, y es que creo que “tampoco es un problema tan
complicado como para no poder llegar a un acuerdo”. Desde mi
punto de vista, en casos como este es querer dejarse ver
para poder justificar mejor, a veces, ciertas prebendas,
quienes las tienen.
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