La Educación en Igualdad, eje prioritario en la lucha contra
la Violencia de Género”
A punto de cumplirse cinco años de la promulgación de la Ley
Integral de Medidas Urgentes contra la Violencia de Género,
es hora de reconocer aún más lo que esta Ley ha supuesto
para la sociedad española y también su trascendencia a nivel
mundial: esta medida legal ha sido imprescindible para que
la mentalización social en contra de estos crímenes haya
calado hondo en la sociedad y ha tenido y tiene especial
trascendencia para conseguir la protección de las víctimas
de malos tratos y la figura de respeto y dignidad que han
obtenido las mujeres a lo largo de estos años.
La Ley Integral ha demostrado ser un eficaz instrumento:
Muchos han sido los malos tratos evitados y los asesinatos
no cometidos que, gracias a la valentía de las víctimas y a
la colaboración ciudadana, se han impedido. Muchas son las
mujeres que son, han sido y serán protegidas y salvadas de
una certera situación de grave riesgo físico y psíquico y
muchos también los menores y mayores que han podido salir de
la espiral de terror, crueldad y violencia que los malos
tratos significan, gracias a esta Ley y a su desarrollo.
Pero también han sido muchas las personas que, gracias a las
referencias marcadas por la Ley Integral, han llegado a
identificar y a rechazar la violencia que había en
costumbres y hábitos disfrazados de normalidad.
En este tiempo, las campañas de mentalización social han
producido sus frutos y los enormes medios con que la Ley ha
sido dotada han sido fundamentales para aminorar los
catastróficos efectos de este terrible atavismo. Pero, como
toda Ley que nació para ser eficaz y que desea serlo, debe
tener recorrido y debe ser complementada y perfeccionada a
la vista de los datos que nos muestren los resultados de su
aplicación. Por ello, no podemos pasar por alto que quedan
mensajes, patentes o soterrados en las familias, en la
educación, en los medios de comunicación, en la publicidad,
en la televisión, en los videojuegos, etc., que siguen
retransmitiendo una imagen de la mujer que denigra
profundamente su papel y su situación en la sociedad, que la
desprecia y la anula, que la hace responsable, casi, de
todos los males, manteniendo un estereotipo femenino cruel e
inaceptable.
Esta imagen, tergiversada y malévola, cala en lo más hondo
de personas jóvenes que están formando su personalidad y les
hace reproducir tan terrible violencia, lo que conlleva a
que la edad de maltratadores y víctimas sea cada vez menor y
que los casos de maltrato hayan aumentado en las franjas de
edad inferior a 30 años.
Debemos, pues, trabajar para que la percepción social de la
mujer no siga siendo sesgada, de dependencia ni de
dominación. La educación en valores democráticos implica
colocar el papel de la mujer como persona en igualdad de
derechos y para ello, la educación, tanto en la familia como
en el aula, debe ser el eje de nuestras próximas actuaciones
de manera prioritaria. El desarrollo de programas
específicos contra la Violencia de Género en las Escuelas,
Institutos y Universidades debe abordarse como base
fundamental, como el puntal definitivo para terminar con la
violencia de género.
Pero también un compromiso más explícito en los padres y en
las madres para que cuestionen todo aquello que contribuya a
la perpetuación de los roles de la desigualdad, y para que
manden mensajes directos a sus hijos y a sus hijas: no se te
ocurra controlar a una mujer, y no te dejes nunca controlar
por un hombre.
Queda mucho trabajo por hacer y no sólo en España: Baste
decir que aún existen países en Europa que ni siquiera
cuantifican los asesinatos por violencia de género y en los
que éstos no son considerados como específicos de violencia
contra las mujeres. Es este un problema que habrá que
intentar subsanar durante la Presidencia Española de la
Unión Europea a partir de Enero de 2010 y para lo que ya se
ha anunciado un primer paso definitivo: La creación del
Observatorio Europeo de Violencia de Género y la puesta en
marcha de la Orden de Protección Europea que implicaría un
nivel de protección uniforme para las víctimas de violencia
de género en todos los Estados de la Unión.
Estamos en un momento en que la sociedad debe asir, aún con
más decisión, las riendas del cambio de valores en nuestros
y nuestras jóvenes y haga un llamamiento general al respeto,
a la dignidad, al valor social imprescindible de las mujeres
como sujetos poseedores de los derechos fundamentales a la
libertad, a la igualdad y a la integridad.
El futuro no es sólo la llegada del tiempo esperado, el
futuro debe ser construido, y esa construcción debe ser
levantada sobre los pilares de los derechos humanos, de
todos ellos, si falta alguno, como ahora sucede con la
Igualdad, el futuro nunca llegará. Será como dar vueltas
atrapados en un agujero negro en el que el pasado siempre
aparecerá amenazante. Es cierto que todos debemos construir
el futuro, pero también es verdad que la aportación de los
jóvenes y las jóvenes es decisiva para que el espacio
conquistado sea un lugar de convivencia donde se encuentren
la igualdad con la libertad, y la justicia con la dignidad.
Y entonces, simplemente, convivir.
|