La pasada semana se produjo al
fin, la visita del vicesecretario general de los socialistas
y ministro de fomento, Pepe Blanco. Una visita esperada y
ansiada por las importantes cuestiones a debatir con quien
ostenta algunas de las competencias esenciales para el
futuro de una ciudad limitada por su extra peninsularidad;
transporte marítimo, aéreo y ferroviario. Aunque, también se
reflexionó en relación al futuro del Puerto de Ceuta,
infraestructura vital para el despegue socio económico de
una Ciudad, que necesita por ello, incorporarse activamente
a sectores tan importantes como el del tráfico de
mercancías, tráfico de cruceros y el turismo náutico
deportivo. Sectores económicos afianzados en otros puertos
cercanos de los que podríamos beneficiarnos por nuestros
innumerables atractivos.
Una visita que, sin ninguna duda, podemos enmarcar dentro de
la atmósfera de cordialidad y lealtad institucional que
caracterizan las relaciones existentes entre ambas
administraciones desde la llegada a la Delegación del
Gobierno de José Fernández Chacón. No obstante, las grandes
expectativas creadas en relación a la cuestión que más
interesaba a los ceutíes, el abaratamiento de las tarifas
existentes en el tráfico de pasajeros, quedó relegada a la
creación de un grupo de trabajo que analizará las diferentes
alternativas existentes desde el punto de vista legal y
financiero.
En cuanto el resto de cuestiones también esenciales,
explicaciones insustanciales argumentadas en la terminología
políticamente correcta pero, que en nada a convencido a una
ciudadanía que esperaba respuestas concretas en beneficio
del interés general. Oportunidad perdida por una formación
política que sustenta al Gobierno del país pero, que en
nuestra ciudad arrastra un déficit importante como
consecuencia de la desidia de sus dirigentes. Por tanto, la
visita ministerial más esperada se desvaneció con el vuelo
del helicóptero cuatro horas después.
No quisiera finalizar esta reflexión sin recordar, que el
actual ministro de fomento adquirió un apartamento en la
denominada Villa PSOE, situada en la isla de Arosa, entre
pinares, humedales y aves exóticas. Construida prácticamente
sobre la arena de la playa mientras, el resto de vecinos de
la zona pendían de una orden de derribo y sanciones por las
antiguas viviendas levantadas junto a la costa. A él y a
varios cargos importantes del partido socialista se les ha
permitido vivir a pie de playa gracias a recalificaciones,
informes técnicos y sentencia favorable de la Audiencia
Nacional argumentada en los mencionados informes al menos,
cuestionables.
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