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política - LUNES, 23 DE NOVIEMBRE DE 2009


fatima hamed m.z.

FATIMA HAMED, DIPUTADA DE UDCE EN LA ASAMBLEA
 

«Pensaba que la política
iba a ser de otra manera»

“Escéptica” con el fruto que finalmente dé el camino que ha iniciado UDCE de la mano del PSPC, “igual de idealista” que en 2007 pero “menos ingenua”, Hamed sigue creyendo en la utilidad social de los partidos

CEUTA
Gonzalo Testa

ceuta
@elpueblodeceuta.com

Casi dos años y medio después de la primera, Fatima Hamed volvió a verse con este periódico el fin de semana alrededor de un café para repasar, sin hablar del hiyab y lo de siempre, qué ha hecho una de las diputadas de la Asamblea que, desde la distancia, más ha crecido como política esta legislatura. No puede ser casualidad que alguien tan cuidadoso con las formas como Ali, la haya elegido como compañera habitual en sus comparecencias, incluso en las más relevantes, ante los medios. “Yo creo que la gente me sigue conociendo como Fatima, no como la diputada, y eso me gusta”, dice una mujer que mantiene casi sin variaciones su discurso. ¿Ha cambiado? “Soy igual de idealista, pero menos ingenua”, dice. Por ahí empezamos.

Pregunta.- Explique eso de que ahora se siente igual de idealista pero menos ingenua que en mayo de 2007, cuando debutó en política como número 4 de la lista de UDCE-IU

Respuesta.- Dos años y medio después, teniendo en cuenta que antes nunca había participado activamente en política, me he dado cuenta de que son pocas personas las que comparten mis ideales. Es cierto que hay que ser práctico, pero no renunciar a los ideales porque eso es lo que refleja la opinión del resto de la sociedad. Quiero pensar eso.

P.- “Me he dado cuenta de que son muy pocas personas las que comparten mis ideales”. Suena a decepción

R.- Pensaba que la política iba a ser de otra manera.

P.- “Me he dado cuenta de que son muy pocas personas las que comparten mis ideales”. Suena a decepción

R.- Pensaba.

P.- “Me he dado cuenta de que son muy pocas personas las que comparten mis ideales”. Suena a decepción

R.- Pensaba.

P.- ¿A qué se refiere?

R.- Hay que ver nuestra situación, frente a un gobierno con una mayoría aplastante que muchas veces frena nuestras aspiraciones, con muy justas que sean. Cuando ves que es imposible llevar a la práctica determinadas ideas, o que se aceptan y se presentan como propias, resulta frustrante. No toda la Asamblea trabaja por el interés de los ciudadanos, y eso se nota.

En 2007 Fatima Hamed explicaba que lograba conciliar su vida familiar (pareja y dos hijos) con su vida laboral (entonces era abogada en prácticas tras licenciarse en la UNED). Hoy, que ya ejerce de pleno derecho, suma a sus obligaciones cotidianas las políticas, a las que se entrega con vocación.

P.- Además de horas de sueño y de compañía con sus seres queridos, ¿a qué más ha tenido que renunciar para desempeñar con dignidad el cargo de diputada?

R.- Intentando hacer de todo a la vez. Unas obligaciones te restan tiempo de otras, pero intento llegar a un equilibrio que muchas veces es complicado.

P.- ¿Ha recibido usted algo, no sólo dinero, que no hubiera percibido de no ser diputada, durante últimos 30 meses?

R.- Absolutamente nada. Yo no he venido a la política para hacer favores, sino para intentar cambiar muchas de las cosas con las que estaba en desacuerdo, para que la Asamblea fuese un reflejo más fiel de la sociedad ceutí y de su forma de pensar, especialmente de las mujeres.

P.- El de Ceuta es un Gobierno paritario actualmente

R.- Que haya muchas consejerías con mujeres al frente no quiere decir que el reparto del poder esté realmente equiparado.

P.- ¿Sigue confiando en los partidos y en la política como elemento capaz de mejorar la sociedad?

R.- Sí. Yo sigo teniendo muy claro para qué debe servir la política, a pesar de lo que leemos cada día en los periódicos. Yo entré en Jóvenes Demócratas porque me dí cuenta de que mis reivindicaciones y mis inquietudes no podría llevarlas sola a ningún sitio, de que hace falta un grupo de participación que te dé cierta voz para hacer un empuje más fuerte.

P.- ¿Recuerda qué pensó cuando le ofrecieron ocupar un puesto de salida en la lista de UDCE-IU?

R.- Sí, muy bien. Lo que me hizo aceptar fue la convicción de que podía decir no y desconocer siempre lo que podría haber hecho por mi pueblo y por su gente, que es lo que me interesa. Para decir que no siempre hay tiempo. Por eso dije que sí, porque no me hubiera quedado a gusto conmigo misma.

P.- ¿A día de hoy se arrepiente?

R.- No soy de las que me arrepiento.

P.- ¿Repetirá, por tanto, si tiene la oportunidad, en 2011?

R.- No estoy segura. Eso no quiere decir que esté dispuesta o que no. Mi incursión en la política como persona sensibilizada, de forma especial con los colectivos más desfavorecidos y con las mujeres sigue vigente, en cuanto a las razones, porque sigo pensando que no se está haciendo lo suficiente por corregir los defectos existentes en ese ámbito.

Prejuicios

P.- ¿Usted cree que Ceuta es distinta al resto de España en eso?

R.- Tal vez sí. A mí no me cabe en la cabeza que en Ceuta no haya mujeres lo suficientemente capacitadas para asumir puestos de responsabilidad. Lo que sucede es que en determinados ámbitos, donde se reparte el poder, no se piensa lo mismo.

P.- ¿Esa crítica incluye a UDCE?

R.- No lo creo. Mi partido no apostó por mí por ser mujer, pero tampoco dejó de hacerlo por el hecho de serlo. Eso es lo importante.

P.- Son prejuicios que se han tratado de corregir, en el caso de las mujeres, con iniciativas como las de discriminación positiva. ¿Está usted a favor de ese tipo de medidas, también para otros colectivos menos representados de lo que sería normal en determinados ámbitos?

R.- Los prejuicios existen, han existido y desgraciadamente seguramente seguirán existiendo, pero las Administraciones no pueden ser un reflejo de ellos. El otro día el presidente Vivas, en la entrega del Premio Convivencia, volvió a decir lo bonita que es la cohabitación de las cuatro culturas en Ceuta, pero eso día a día no lo vemos así de idílico.

P.- ¿Qué haría usted?

R.- Salir del discurso y llevarlo al terreno práctico y real. Nos guste o no en Ceuta sigue habiendo personas estigmatizadas y colectivos en compartimentos estancos por la creencia que tenga o deje de tener. Yo no creo que debamos apostar tanto por la discriminación positiva como por la política de la realidad. No creo que haya que dar pasos que despierten recelos, pero sí dar oportunidades y abrir puertas sin mirar nada más que la capacidad de las personas.

P.- Hablando de prejuicios. Usted está en la Comisión que tiene encomendada la tarea de formar una alternativa política nueva y alejada de estigmas culturales y religiosos. ¿Cómo ve la gestación?

R.- Tanto UDCE como el PSPC somos dos partidos localistas interesados en beneficiar a todos los ceutíes sin diferencias. Esa es la base de la pirámide. Son unos buenos cimientos para después dedicarnos a proponer políticas para reducir la pobreza, para recortar las tasas de paro... Estamos ilusionados e interesados en que esto funcione, pero no quiero trasladar un mensaje utópico, políticamente correcto.

P.- Me gustaría que usted, una de las voces más escépticas dentro de UDCE con este proceso, explique por qué su final no será distinto al vivido con IU

R.- Yo no participé en el proceso de alianza con IU y aquellos primeros pasos no los conozco. De este camino sí puedo hablar. No sé cómo acabar pero las intenciones son las mejores: crear un grupo más fuerte, con el que se identifiquen muchos más ciudadanos que por separado y que sea capaz de defender mejor los intereses generales de todos los ceutíes.

P.- Por qué no está tan convencida de las virtudes potenciales del nuevo proyecto como otros de sus compañeros

R.- Creo en ellas. Quizá sea falta de experiencia, pero durante este poco tiempo que llevo en política activa me he llevado ciertas sorpresas que me hacen un poco más escéptica, no contraria ni negativa.

P.- ¿Cómo ha visto usted todo lo que ha sucedido alrededor de Pedro Gordillo?

R.- Como ciudadana me ha indignado. Como política me ha dado verguenza ajena porque cuando hablas con los ciudadanos ves que hay muchas personas que piensan que eso es lo normal en política. No puedo poner la mano en el fuego por nadie, pero somos muchos los que llegamos a la política desinteresadamente. Como mujer, no como musulmana solamente, pensé que podía hacer algo más por esta sociedad en la Asamblea que como ciudadana. Otra cosa es que lo consiga o no.
 

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