La magistrada del Juzgado de lo Penal número 1 ha dictado
sentencia absolutoria para un hombre al que se le imputaba
un delito de receptación y otro de falsedad documental ya
que el vehículo que poseía había sido robado en Bélgica
según comprobaron en la fecha de los hechos los agentes de
la Policía Nacional. La jueza consideró delictiva la
actuación de la comerciante tras las pruebas aportadas al
caso ya que estaba perseguida por una financiera que había
denunciado la sustracción.
”Debo absolver y absuelvo del delito de receptación del
artículo 298 del Código Penal y del delito de uso de
documento oficial falso de los artículos 393, 392 y 390 por
los que formula acusación el Ministerio Fiscal, declarando
de oficio las costas procesales”. Esta fue la sentencia
resuelta por la magistrada del Juzgado de lo Penal número 1
para un hombre al que habían detenido por poseer un vehículo
que aparecía como robado en la base de datos de la Policía
Nacional pese a que él, desde un primer momento, había
asegurado que la adquisición del coche se había producido en
un mercado de Bélgica y que las placas de identificación las
había cambiado en Alemania para poder desplazarse y
transitar por Marruecos. El procedimiento comenzó el 7 de
julio de 2009 cuando dos agentes de la Policía Nacional
encargados de supervisar el aparcamiento de La Marina
observaron que el turismo del imputado, ya absuelto, tras
comprobar el número de bastidor y las placas de matrícula,
aparecía como sustraído en el registro policial. Por lo que
precintaron el coche, retiraron las placas y desinflaron las
ruedas. Ante estos hechos, el anteriormente detenido
manifestó que había comprado el vehículo en un mercado de
Bélgica, que había cambiado las placas en Alemania para
poder viajar a Marruecos (ya que es empresario de una
fábrica de costura) y que desconocía que una financiera
hubiese denunciado la sustracción del mismo. “La comerciante
y yo firmamos el documento de compra-venta y parecía todo
legal. Nunca me imaginé que el coche fuera robado porque,
además, lo adquirí para un amigo de Marruecos”, relató el
procesado durante el juicio que tuvo lugar el pasado día 10.
La sentencia de la titular del Penal estuvo motivada al
considerar que se habían aportado pruebas de que el vehículo
era propierdad de una empresa belga que tenía un contrato de
arrendamiento con la vendedora que supuestamente estafó al
hombre. Esta, “fingió ser directiva de una empresa
apoderándose del vehículo sin atender el pago de ninguna de
las facturas mensuales pactadas”, dice el documento. Cabe
recordar que las penas solicitadas por la representante del
Ministerio Fiscal ascendían a los nueve meses de prisión por
el presunto delito de receptación y otros seis más por la
supuesta falsedad documental.
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