Cada vez menos y, es de suponer
que, no tardarán en haberse ido todos, una vez que el juez
acepte la demanda. Ya veremos.
Hace unos días y, dejando el barco aquí, el capitán y otros
tres marineros se marcharon. La situación tenía que ser
insostenible. Ahora, parece, que el armador ha enviado algo
de dinero para que los que quedan a bordo puedan comer.
Es uno de los casos, uno de tantos, que con cierta
frecuencia se dan y no sabemos por qué, esta situación se ha
mantenido durante más de un mes, con el barco aquí en Ceuta.
Ahora la Federación Internacional de Transporte está
gestionando todos los trámites necesarios con la embajada
turca, para que aquellos de la tripulación que quedan en el
barco, puedan regresar a su casa.
Las últimas informaciones, sobre este caso, hablan de que
por parte del armador, para provisiones, se habían mandado
mil euros, con lo que esos marineros que, aún, siguen a
bordo, podrían comer, de momento, sin tener que depender de
la caridad de ciertas instituciones de aquí de Ceuta. Poca
cosa es.
En este asunto hay que ver dos partes, desiguales, pero
importantes: por un lado el barco, con un futuro más que
incierto y por otra parte los marineros que todavía no han
abandonado la embarcación. Pero a esto tendríamos que añadir
algo más, por cuanto ni siquiera la tripulación parecía
tener unos mismos objetivos y unos mismos sentimientos ante
la situación en la que se encontraban, con lo que en vez de
unidad, entre ellos se habían dado ciertas desavenencias que
llegaron al abandono del barco por parte del capitán y tres
tripulantes más, para marcharse a Turquía. El resto siguen a
la espera de ver qué dirección toman los acontecimientos.
Y en esos acontecimientos todo apunta a un posible embargo,
por lo que estos diez tripulantes que siguen aquí, ahora
mismo parecen ser un poco “moneda de cambio”, para aportar
la documentación que se pueda pedir de la embarcación, pero
su futuro a corto o medio plazo, parece que va a ser el de
irse buscando la vida, por su cuenta, cuando lleguen a su
país, por aquello de que los procesos judiciales, por lo
general, no suelen ser breves.
Nos dicen que la ITF y la embajada turca están negociando
todo aquello que permita que estas personas no queden
abandonadas a la ventura. Pero los problemas se suceden y se
superponen, por impagos, por llevar una carga contaminante,
lignosulfato de sodio, con lo que no parece que haya una
sola circunstancia que sea favorable para que la situación
de quienes siguen en el Rhone puedan hacer una vida
tranquila, ya fuera del propio barco.
Con lo que hay, ahora mismo, el provenir que se avecina no
parece que vaya a llevar por un camino de rosas y nada
extraño sería que el barco fuera abandonado o que la
administración se quedara con él. No sé para qué, con lo que
conllevan esos impagos salariales, problemas con la
Autoridad Portuaria, más embargos por no haber pagado a
suministradores de combustibles ..., y un largo etc, que
hace imposible terminar la situación con una salida airosa
para todos.
Un barco, pues, “sin dueño real”, cargado de deudas, sin
saber a quien puede pertenecer, con una carga que no tendrá
un mercado claro y unas personas que llevan ya muchos días
con problemas y que cada día que pasa se van acrecentando.
Lo que está claro es que pagar, pagar, lo ha vuelto a hacer
el de siempre, el que menos tiene.
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