La octava campaña de investigación en el enclave
prehistórico de la Cueva y Abrigo, que se centra en el
trabajo de laboratorio, comenzó ayer con 16 voluntarios
reclutados por la Consejería de Cultura. La mitad son
alumnos de Bachillerato, algo que fue valorado por el
codirector del equipo científico, el profesor José Ramos.
La octava campaña de investigación del enclave prehistórico
de Benzú comenzó ayer con 16 voluntarios reunidos por la
Consejería de Educación, Cultura y Mujer, la mitad de ellos,
estudiantes de Bachillerato, algo que fue valorado por el
codirector científico, José Ramos, como muestra del interés
que los trabajos desarrollados en la Cueva y Abrigo y en
general, la arqueología, despiertan también en los jóvenes
ceutíes.
Laboratorio
Los trabajos de la que será la última temporada de una
primera fase de excavación se centran este año en tareas de
laboratorio, consistentes en la disgregación de los bloques
de caliza extraídos tanto de la Cueva (neolítica) como del
Abrigo (paleolítico) para extraer de ellos el abundante
material que ofrece el yacimiento. En esta ocasión, las
instalaciones en las que se lleva a cabo esta labor
pertenecen al colegio público Clara Campoamor. Como apoyo,
los voluntarios cuentan con la ayuda de los doctorandos de
la Universidad de Cádiz (UCA) Eduardo Vijande, que elabora
una tesis sobre la Cueva y Juan José Cantillo, cuya
investigación se centra en el Abrigo. Además, la UCA ha
desplazado a otros cuatro docentes y a un técnico procedente
de Málaga y especializado en excavaciones arqueológicas.
El profesor Ramos manifestó que “ahora es cuando estamos
viendo el fruto del reconocimiento y del esfuerzo realizado
en tantos congresos científicos” y también destacó que el
equipo comienza esta nueva campaña “con la misma ilusión del
principio”.
Los objetivos para este año se centran en la generación de
una nueva monografía que concentre toda la labor
desarrollada en estos ocho años, un libro “potente”, en
palabras de Ramos. También se continuará con el anális del
musteriense (estadio cultural y técnica de talla de
herramientas líticas del paleolítico) y de la frecuentación
de este enclave como “territorio de costumbre” de los grupos
humanos que lo habitaron. El aprovechamiento que las
comunidades de cazadores hacían de los recursos,
especialmente, de los marinos aunque también de otra fauna y
de la flora de la cual se han detectado restos, es otro de
los focos de interés de los investigadores.
Hasta el momento se han analizado unos 9.000 productos
líticos tallados de los más de 30.000 que se calcula han
sido localizados en la roca. Es intención de los científicos
dejar este material, una vez se proceda a su clasificación,
depositado en el Museo de la ciudad.
Entre los próximos objetivos están la celebración de unas
jornadas divulgativas, que se han pospuesto a comienzos del
próximo año, indicó Ramos, y de una exposición. Además, a
medio plazo, se plantea también la posibilidad de “poner en
valor” el yacimiento, haciéndolo visitable por el público.
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