La visita hoy a la ciudad,
pospuesta en al menos dos ocasiones, del ministro de
Fomento, José Blanco, es esperada no sólo por los anteriores
intentos o anuncios fallidos, sino sobre todo por los temas
de gran calado que el Ejecutivo ceutí prevé ponerle sobre la
mesa. Nada menos que el transporte marítimo, cuya carestía
se constituye como un verdadero talón de Aquiles en el
desarrollo económico de la ciudad, es uno de los problemas
para los que el Gobierno de Juan Jesús Vivas va a pedir
soluciones. Las medidas que se exigen el Gobierno de la
Nación pasan por el abaratamiento de unos costes que, tal
como se ha subrayado hasta la saciedad, resultan casi
insultantes cuando se habla de igualdad y solidaridad entre
los distintos territorios españoles. El trayecto
Ceuta-Algeciras, de apenas 19 kilómetros, es en proporción
uno de los más caros de Europa y ninguna ciudad podría
aspirar, como Ceuta está en disposición de hacer, a
constituirse como destino turístico con semejante lastre.
Los ciudadanos de Ceuta se merecen estar realmente en pie de
igualdad con el resto de españoles y que las visitas de sus
familiares y amigos de la península o viceversa no resulten
inalcanzables para las economías de muchos de ellos.
A esto se añaden otros asuntos de vital importancia para la
ciudad, cuales son los relacionados con las infraestructuras
viarias. En este ámbito, el proyecto más relevante es el
enlace puerto-frontera, que contribuirá a descongestionar el
ya de por sí complicado tráfico de la ciudad y cuya puesta
en marcha fue anunciada por el presidente Rodríguez Zapatero
durante su visita a Ceuta, en febrero de 2006, sin que a día
de hoy haya comenzado su ejecución.
En relación con el Puerto, el ministro de Fomento tendrá que
responder también a las peticiones de apoyo de la Ciudad
Autónoma en relación con su futuro y con las líneas
estratégicas que han de marcarse para lograr que sea
competitivo en el nuevo escenario comercial creado en el
Estrecho con la construcción del Tánger Med.
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