La Federación Internacional de Transporte, ITF, ya está
gestionando con la embajada turca el regreso de la
tripulación que queda en el Rhone, después de que el capitán
y otros tres hombres abandonaran el buque quimiquero en la
mañana de ayer. El coordinador en España de la ITF, José
Manuel Ortega, explicó a EL PUEBLO que el armador ya ha
enviado combustible y mil euros para provisiones al barco,
aunque se trata de la única respuesta por su parte al barco
fondeado en el puerto de Ceuta desde el 13 de septiembre,
cuyo futuro quedará en manos de la Autoridad Portuaria
cuando haya culminado la repatriación.
“De momento, seguimos sin contestación por parte del
armador”, declaró ayer el coordinador en España de la
Federación Internacional de Transporte (ITF), José Manuel
Ortega, después de visitar a la tripulación del Rhone, el
barco quimiquero fondeado en el puerto de Ceuta desde el
pasado 13 de septiembre.
El futuro del buque continúa siendo incierto pero no así el
de su tripulación. Si ayer abandonaron el barco con destino
a Turquía el capitán, el jefe de máquinas, el cocinero y el
cadete, los otros diez tripulantes, siguiendo las
indicaciones de la ITF, permanecerán en Ceuta hasta que los
juzgados de la ciudad hayan aceptado la demanda por impago
de sus salarios que van interponer con la representación
legal de un letrado aportado por el sindicato.
Las desavenencias entre quienes ya han abandonado y quienes
aún permanecen obligaron al capitán y los otros tres
tripulantes que han regresado a Turquía a dormir la noche de
anteayer en la Cruz Blanca.
Mientras tanto, según continuó explicando Ortega, Sinan
Guzel, el abogado del banco propietario del buque, Yupi
Kredit Financial, ha suministrado combustible y librado mil
euros para aprovisionar a la tripulación que queda a bordo
de quimiquero. Con todo, aún se está pendiente de que la
Autoridad Portuaria la abastezca de agua dulce.
“Les hemos recomendados que permanezcan aquí hasta que no se
acepte la demanda de embargo por si les piden alguna
documentación. Luego deben ser repatriados para que
recuperen su vida, porque el procedimiento judicial puede
ser largo”, explicó Ortega.
La repatriación de estos otros diez tripulantes se está
gestionando con la embajada turca porque el país otomano
tiene suscrito el convenio 166 de la OIT sobre repatriación,
que les obliga a asumir esta gestión.
Otro asunto pendiente es el futuro de un barco con carga
contaminante, lignosulfato de sodio, adquirido inicialmente
mediante sistema de leasing por la empresa Ortak Denicilik y
que por problemas de impago pasó a propiedad de la entidad
crediticia antes mencionada.
“Si el armador hubiera respondido se podría haber buscado
otra solución. Repatriar a diez personas y dejar otras cinco
como tripulación mínima de seguridad. Capitanía Marítima
habría aceptado y nosotros preferíamos un acuerdo que acabar
en los juzgados”, prosiguió Ortega.
El portavoz de la ITF admite que la administración marítima
podría abrir expediente sancionador al armador y sancionarlo
con una buena multa pero, “si tiene impagos salariales, con
la Autoridad Portuaria, dos embargos por impago a
suministradores de combustible, el banco propietario puede
terminar de abandonar el barco o regalárselo a la
administración”. Su valor sería entonces el de su desguace.
Otro aspecto que sorprende enormemente al inspector de la
ITF es que ni el propietario ni el receptor de la carga sin
entregar hayan intervenido ni reclamado nada en este asunto.
Aunque la carga está asegurada, se desconoce si el armador
ha pagado la prima del seguro.
“El reloj de las empresas en Turquía es otro que en Europa”,
apuntó Ortega para explicar la demora en la solución que
está encontrándose la tripulación del Rhone.
En todo caso, el portavoz de la ITF señaló que cuando
culmine todo el proceso de repatriación pedirá una carta de
indemnidad a la empresa para que no intente represaliar a
los tripulantes bajo otra legislación. Aunque esto no es
óbice para que la Administración turca opte por retirar la
certificación al capitán del barco por abandono de la
tripulación.
La situación del buque fondeado en el puerto de Ceuta es
difícil porque, según continuó Ortega, el banco propietario
tiene otros cuarenta barcos en leasing y con problemas
financieros. El inspector de la ITF cree que la crisis
económica es la que ha llevado al Rhone y su tripulación a
su situación actual.
“La única solución para el barco es trasladar su carga”,
prosiguió Ortega, quien también defendió que la autoridad
marítima había actuando con fundamento al ordenar la
detención del buque, que tenía filtraciones y enormes daños
en los tanques de lastre.
El segundo motor auxiliar, que permite tener luz y agua a
bordo, también está en muy mala situación. Pero, con subrayó
Ortega, cuando se marche la tripulación el gran problema
quedará en manos de la Autoridad Portuaria de Ceuta.
Ortak Denicilik también llegó a comprar a Naviera Química el
Metilo, primer barco que trajo agua hasta Ceuta, y según
Ortega siempre ha mantenido su flota en muy malas
condiciones.
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