El sábado pasado por la mañana, a
medida que me iba acercando al distrito de San Martí, donde
tiene su sede la Casa de Ceuta en Barcelona, sentí el
aguijonazo de la emoción porque la memoria me funciona aún
como si fuera el motor de un Ferrari.
Por tal motivo, me fue posible caer en la cuenta de que en
ese enorme distrito barcelonés (lo avalan 270.000 mil
habitantes), comencé yo hace muchos años a vivir una etapa
profesional, repleta de ilusiones, que duró mucho tiempo.
En esa jurisdicción de San Martí y concretamente en la Plaza
Mare Nazaría March, comprobé nuevamente que no hay más
patria que el lugar de nacimiento donde fueron posibles las
vivencias de niñez y adolescencia. Y que suelen aflorar cada
dos por tres con el paso de los años. No había más que mirar
las caras de los ceutíes allí reunidos y oírles...
De recuerdos de Ceuta me estuvo hablando Julio Ríos
Gavira, presidente de la Federación de Casas Regionales
y entidades Culturales de Cataluña, mientras bebíamos la
copa de la amistad tras la misa Rociera, celebrada con
motivo de los actos correspondientes a un aniversario más de
la Casa de Ceuta. Julio, tan querido y respetado en tierras
catalanas, llegó a conmoverme cuando me confesó cierto deseo
suyo cuando llegue el momento...
Finalizado el primer acto del día, motivado por cumplirse
treinta celebraciones del Día de Ceuta en la Ciudad Condal,
quedaba el segundo. Cuyo motivo principal era hacerle
entrega al editor de este periódico del premio ‘Caballa del
Año 2009’. Y allá que nos reunimos en un céntrico hotel
donde el nombre de Ceuta no se les caía de la boca a los
comensales.
El editor de ‘El Pueblo de Ceuta’ no se distingue
precisamente por su deseo de figurar. Procura por todos los
medios pasar inadvertido. Y es harto difícil que haga
ostentaciones públicas de nada. Pues bien, esa forma de ser
caló bien pronto entre los asistentes. Y fue motivo de
comentario casi generalizado. Hasta el punto de que
Rafael Corral, presidente de la Casa de Ceuta, dijera
con acierto en un corrillo que el propietario del periódico
galardonado tenía la virtud de hacerse notar sin tener el
menor deseo de aparentar. La sentencia, pues, de RC fue
inmejorable.
Juan Vivas presidió la cena y vivió con entusiasmo la
entrega del galardón a este periódico. Y no dudó en decir
que la distinción a ‘El Pueblo de Ceuta’ por parte de la
Casa de Ceuta en Barcelona, era el justo reconocimiento a la
labor de un hombre que ha sabido mantener el periódico
contra viento y marea. Sin titubeos. Y, sobre todo,
manteniendo siempre una línea de conducta carente de
vaivenes.
Por lo demás, debo destacar la estupenda presentación que
hizo Javier Martí del acto, y que dio paso a la
entrega del premio a ‘El Pueblo de Ceuta’. A continuación
tomó la palabra el editor y expuso, con brevedad y
sencillez, la vida de su periódico que está a punto de
cumplir quince años. Eso sí, su sobriedad exponiendo
proyectos no impedía la ilusión de cuanto aventuraba.
Cerró el acto el presidente de la Ciudad. Haciendo gala de
su buen decir. Y, desde que abrió la boca, se le entregaron
cuantos abarrotaban un escenario espectacular.
Demostraciones afectuosas en momentos claves. Los socios de
la Casa de Ceuta, en tierras catalanas, consiguieron
emocionarnos.
|