Seguramente si el Salón de Actos del Palacio Autonómico no
hubiere tenido butacas, el público habría entrado en un
éxtasis de baile. Como no es así, los dos centenares de
personas que ayer acudieron al último concierto del Festival
Internacional de Jazz Ciudad de Ceuta no dejaron de mover
con fruición, al compás, los pies bajo las poltronas. Ray
Gelato y The Giants, uno de los grupos más grandes que
siguen cultivando el swing, pusieron un broche ‘gigantesco’
a los 15 años de existencia del evento ceutí. Moviéndose
entre sus composiciones originales y, especialmente, entre
clásicos de este género musical derivado del jazz, el
público se contagió y despidió a la ‘big band’ en pie.
Ni uno sólo de los asistentes anoche al último directo del
Festival Internacional de Jazz se vio defraudado por la fama
que precedía a Ray Gelato and The Giants, que demostraron su
genio con el swing, un estilo musical evolucionado del jazz.
Lejos, eso sí, de la improvisación del jazz ortodoxo, Gelato
y sus gigantes colmaron al público de medidas composiciones
propias y conocidos clásicos como Night and day, de Cole
Porter, o I’m just a gigolo, de Louis Prima, con los que
lograron una comunión tal con el público como hacía mucho no
se veía en el festival caballa.
La voz y el saxo tenor de Gelato, la trompeta de Danny
Marsden, el trombón de Andy Rogers, el bajo de Ollie
Hayhurst, la batería Matt Home, el piano de Gunther Kurmayer
y el segundo saxo de Ollie Wilby componen una máquina
engrasada de swing con la que el Festival ceutí puso, sin
duda, uno de sus momentos más especiales en sus quince años
de existencia.
Antes del concierto, el maestro del swing que es Gelato, en
una entrevista con EL PUEBLO, demostró su buen carácter.
Pese a haber nacido en Gran Bretaña y vivir en Estados
Unidos, el saxofonista mantiene la vitalidad de la herencia
italiana materna, es más, no puede negar que se asemeja a un
cliche italoamericano.
Entró, no obstante, en la música por los gustos de su padre
en los germinales años cincuenta. “Eran los discos que tenía
mi padre de rock’n roll y rithm & blues”, recuerda el
saxofonista tenor nacido en Manchester, quien reconoce que
“hay un poco de esa música en nuestro swing”, en cuanto “a
la energía”.
“Me gusta la energía del rock’n roll, es un poco como la
energía del jazz”, afirma Gelato, quien cita a Fats Domino,
Bill Hayle, Sammy Davies Jr. o “un poco de Sinatra”, entre
sus preferencias dentro de ese estilo más abierto a las
preferencias de la audiencia.
Asimismo, el cantante asimila también con estilos
posteriores, como la música de la banda de glam-rock
setentero Slade.
No obstante de estar dispuesto a captar multitud de
influencias, Gelato se reconoce un enemigo de la música pop.
“Odio el pop”, sentencia, especialmente en lo referente a
“cómo se vende el sexo con la música a la gente joven, es
demasiado obvio, me deprime”, añade sin tapujos.
No fue hasta 1979 cuando empezó a tocar el saxo tenor,
militando en The Dynamite Band, comenzando pronto su
historia de amor con el swing, a la que dio continuidad en
The Chevalier Brothers, donde compartió escenario con el
popular guitarrista francés Maurice Chevalier.
Gelato empezó a tener notoriedad en los ochenta en los
clubes londinenses y resucitó el interés por la música swing
de los años cuarenta y cincuenta. Ahora, en el siglo XXI, el
saxofonista cree que mientras el jazz sigue muy vivo, de lo
que da cuenta el gran número de festivales que hay, “el
swing, es una pena, pero está un poco olvidado”, algo que
cree puede deberse a la propia naturaleza de una música que
precisa de “big-bands”. De hecho, The Giants está compuesto
por siete músicos.
De cualquier forma, Gelato no cree que la suya sea una
música nostálgica de los 40 y 50. “La música está tan fresca
como el momento en que la tocas si a la gente le gusta”,
concluye el maestro del swing.
Sin embargo, fue notorio que todos los que anoche salieron
del concierto de Gelato y sus Giants tenían ganas de
enfundarse un smoking para beber champán en una mesa
apartada de un luminoso club para cerrar un trato cualquiera
con un mafioso.
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