El viudo y el hermano de Encarnación Salazar Sánchez, de 44
años de edad, que falleció varios meses de que se le
practicara una liposucción, ha pedido amparo judicial al
Juzgado de Instrucción nº 13 de Málaga, para que le dé
celeridad a la instrucción y el correspondiente juicio oral
veinte meses después de la muerte.
Según consta en el suplicatorio de los familiares,
Encarnación Salazar murió ras las perforaciones que se le
causaron en el intestinos durante la intervención médica
para hacerle la liposucción. Aseguran los denunciantes que
el servicio médico denunciado pensaba que fingía, por lo que
no detectó la grave peritonitis que le provocaron, que se
agravó durante los seis días siguientes.
Fue entonces cuando se la operó y se le extirpó un trozo de
intestino, volviendo a empeorar. A los veinte días, fue
objeto de otra operación a vida o muerte, ya que, según los
familiares, la reducción del intestino que se le practicó no
dio el resultado perseguido por el médico.
Así las cosas, se procedió a la extracción completa del
intestino, dejándole sólo 60 centímetros.
Sin embargo, continúa el suplicatorio, todas estas
intervenciones le produjeron graves complicaciones durante
cinco meses, con un sufrimiento terrible y daños
irreparables, con irregularidades médicas en el hospital
Pascual, donde se mantuvo a la paciente convenciendo a su
esposo que la paciente iba mejorando.
Sin embargo, aseguran los familiares, la verdad es que la
mujer tenía todos los órganos infectados por la peritonitis,
los riñones casi paralizados y sin nefrólogo que la viera
diariamente, sin diálisis, etc.
De esta manera, se inculpó a dos médicos, C. B. F. y J. E.
B. O. Uno de ellos se dejó a declarar y el otro atribuyó
toda la responsabilidad al director del hospital, que pasado
más de un año no ha declarado.
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