A pesar de la sequía y del verano
que parecía no acabar nunca, Ceuta se está librando en los
últimos tiempos de los graves incendios que en temporadas
pasadas asolaron parte de sus maltrechos montes. Sin embargo
esto no es algo que pueda atribuirse sólo a la buena suerte,
sino a la excelente coordinación existente entre los
diferentes agentes implicados en la lucha contra el fuego,
demostrada ayer con creces en la actuación que evitó que se
extendiera el incendio declarado en el Monte de la Tortuga.
Dos hectáreas ardieron, pero muchas más podrían haber sido
pasto de las llamas de no haber actuado el Cuerpo de
Bomberos, protección Civil, las Brigadas Forestales, la
Guardia Civil y la Policía Nacional con la premura y
organización que lo hicieron. El fuerte viento reinante
requería de una rápida y eficaz intervención y no fue
obstáculo para que la situación quedara controlada en apenas
un par de horas.
A esta diligencia y premura en la organización de los
distintos medios de que dispone Ceuta para la extinción de
incendios, se suma además otra aportación que tampoco es
desdeñable para que el resultado final de la temporada de
verano sea positiva para su medio natural: la labor
preventiva. Y es que en los últimos años, la Ciudad Autónoma
ha organizado y dotado a unas Brigadas de trabajadores que
realizan a lo largo de todo el año una imprescindible tarea
de limpieza, principalmente, de desbroce, y también de
continua vigilancia del campo ceutí. Esta previsión tiene
también mucho que ver con el hecho de que los incendios
puedan ser controlados de forma más fácil, dentro de la
compleja orografía que presentan algunas zonas de la ciudad,
con vaguadas de difícil acceso.
En definitiva, es de subrayar, porque a veces sólo se
destacan estas cuestiones cuando fallan, la importante labor
que desarrollan, en este caso, bajo la batuta del Cuerpo de
Extinción de Incendios y Emergencias, los miembros de las
Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado y los empleados de
las Brigadas Forestales de la Ciudad.
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