Bomberos, Brigadas Forestales, Parque Móvil, Guardia Civil y
Policía Nacional, junto con Protección Civil se movilizaron
inmediatamente alrededor de las 10’30 horas de la mañana
cuando se dispuso la alerta por fuego en García Aldave,
justo en las laderas del monte de la Tortuga que ardía por
causa de alguna bala trazadora disparada durante un
ejercicio de tiro.
Más de medio centenar de personas tomaron parte en el
dispositivo de emergencia activado por el incendio que
devoraba ayer por la mañana las laderas del monte de la
Tortuga. La rápida actuación de todos los elementos que
participaron en las labores de extinción y control supuso
que el fuego no fuera a más pese al fuerte viento de
Poniente existente que suponía un serio hándicap a la hora
de controlarlo y extinguirlo.
La primera alerta la dio el personal de Obimasa, próximo al
lugar de los hechos. De igual modo los propios militares
alertaron de la situación, según fuentes consultadas. Hasta
el lugar llegaron varias dotaciones de bomberos (todos los
del turno más otros seis que se encontraban libres), en
total 16 agentes del Servicio de Extinción de Incendios.
También en el lugar y colaborando en el mismísimo frente del
fuego, los once agentes forestales de la Consejería de Medio
Ambiente. A ellos se unió el Parque Móvil coordinando en la
misma zona las rotaciones de los tres camiones cuba que se
sumaban a lo que ya aportaban los bomberos. Todos esos y
diez guardia civiles, que también se incorporaron a las
labores -incluso participando directamente manguera y boca
en ristre-. Además, cuatro agentes del Cuerpo Nacional de
Policía también se sumaban a arrastrar mangueras con las que
atacar al fuego. En estas labores, coordinaba el área de
Protección Civil de la Ciudad Autónoma y en la zona se
hallaban igualmente elementos de la Asociación de
voluntarios de Protección Civil. Entre todos, y después de
algo más de dos horas de extenuante labor, se logró apagar
un incendio cuyo humo era apreciable en diversas zonas del
centro de la ciudad.
Una bala trazadora
Todo se inicio, al parecer, por la ignición causada por una
bala trazadora disparada en los ejercicios que miembros de
la unidad militar realizaban en el campo de tiro del
Renegado, justo a la falda del monte de la Tortuga donde se
inició el fuego.
La sequedad del matorral y monte bajo existente, junto con
el fuerte viento de Poniente, hizo el resto. El frente
avanzaba dejando su carbonizada huella a lo largo de los
metros en los que el viento avivaba llamas y mantenía viva
las cenizas. En su camino, se llevó por delante unos diez
pinos, varios palmitos, algún eucalipto y sobre todo
matorral y monte bajo. En total unas 2 hectáreas sucumbieron
al fuego. Sólo la labor diestra de todos los participantes
atacando directamente los dos peligrosos frentes que se
produjeron (el primero desde la misma zona del campo de
tiro, y el segundo se produjo por el salto de las briznas
-transportadas por el viento- veinte metros más allá del
primer frente y que se inició a las espaldas de los equipos
que trabajaban en la extinción del fuego).
También pudo controlarse finalmente. Era una mañana nítida y
ventosa donde la maleza del lugar no favorecía, de ningún
modo, el control fácil del incendio. De ahí que la labor
arrojada de todos los participantes decantó el éxito de las
actuaciones. Más de 40.000 litros de aguas tuvieron que
emplearse para luchar contra este fuego que tuvo un cariz de
claro peligro y que fue controlado en algo más de una hora.
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