Tras dos semanas de una agitación
política e institucional con precedentes por fortuna ya
lejanos en la ciudad, es tiempo de que las aguas vuelvan a
los cauces de la normalidad y el diálogo. En pos del interés
general que debe guiar el comportamiento de los
representantes públicos en momentos como estos, los
políticos han de tener altura de miras y pensar más allá de
los intereses partidistas. En Ceuta quedan, en el horizonte
cercano, muchos asuntos que requieren de esta concordia
entre quienes nos gobiernan y aquellos que ostentan la
responsabilidad de la oposición, una voluntad de trabajo en
común a la que han de sumarse el resto de agentes sociales
con el fin de sacar adelante los asuntos que sus
conciudadanos hemos puesto de una u otra manera en sus
manos.
Entre los temas que más urgen del regreso de esta necesaria
serenidad se cuentan algunos del calado de la Reforma del
Régimen Económico y Fiscal (REF), que ha de marcar el futuro
de la ciudad durante al menos el próximo cuarto de siglo y
cuya elaboración necesita del trabajo y las aportaciones del
conjunto de la sociedad ceutí. También se abre un periodo
importante para la ciudad con el semestre de Presidencia
española de la Unión Europea, en la que se ha pedido su
participación. La estratégica situación de la ciudad, entre
dos continentes, ha de ser aprovechada de una vez por todas
en el nuevo escenario que las relaciones de nuestro vecino
Marruecos ha establecido con la UE. El hinterland en el que
la ciudad está inscrito se expande y hemos de estar
preparados para coger ese tren de la historia.
A todo ello se suman los importantes vínculos establecidos
de forma oficial en fecha reciente con Andalucía y también
con el Gobierno de la Comunidad Autónoma de Murcia, unas
relaciones que están todavía por desarrollar y que pueden
ofrecer también interesantes oportunidades de proyección de
la ciudad más allá de sus límites geográficos y ser muy
beneficiosos para Ceuta.
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