No ha dejado indiferente a nadie
el conocimiento y la visión de varios videos que, ‘colgados’
en ‘Youtube’, han querido presentar de un modo torticero y
mendaz la figura del presidente de Ceuta que más popularidad
y prestigio se ha granjeado entre la ciudadanía a lo largo
de las ya tres décadas de democracia vividas. No es de
recibo el uso y el abuso que algunos pretenden hacer de
aquellos políticos con vocación de servicio que aun siguen
creyendo en las personas, y pisan firmes, con la cabeza muy
alta, la tierra por la que están dando, con elevada
honestidad, lo mejor de sus vidas.
En el caso que nos ocupa, el de los famosos videos
preparados, montados y producidos posteriormente, la
alevosía es el menor de los aderezos delictivos que debieran
ser perseguidos ‘per se’ ante el lamentable espectáculo
ofrecido por el personaje o personajes sin escrúpulos que,
escudado, en la sombra y en el aparente anonimato del
universo internet, ha querido mancillar y desprestigiar el
hacer cotidiano de un hombre que ha dado más que muestras de
atender a todos los que a su paso le salen a diario, con la
sencillez que adorna su personalidad.
Nadie, con una simple y mínima visión de objetividad, puede
dudar de que Ceuta ha dado un cambio espectacular en los
últimos ocho años. La llegada de Juan Vivas al Gobierno de
la Ciudad Autónoma, ha supuesto una estabilidad
institucional jamás antes conocida, ha supuesto igualmente
la consecución de logros directos en la calidad de vida de
la ciudadanía que ahora cuenta con infraestructuras y
equipamientos que ni se soñaban sólo hace una década.
Vivas ha sido capaz de evitar los rudos enfrentamientos
políticos que maniataban el progreso de Ceuta. Con su
personalidad y estilo propio en la forma de entender la
política como un verdadero camino para prestar servicio a
los ciudadanos, ha sabido siempre imponer su impronta de
serenidad frente a las adversidades, y se ha granjeado el
respeto de todos y a todos los niveles; desde las más altas
instituciones del Estado, al mero ciudadano que es, al fin y
al cabo, por quien siempre se ha desvivido el actual
presidente del gobierno ceutí.
Tanto es así que, pese a la jugarreta de baja estofa de la
que ha sido víctima por parte de unos desalmados, él ha
mantenido con orgullo su forma de ser, o sea, la de atender
a los necesitados de su tierra de la mejor manera que pueda
hacerlo y sin importarle color o adscripción política.
Quien haya sido el autor de los posteriores montajes de
video y responsable de su ‘subida’ a internet, en el pecado
lleva la penitencia; pero en una sociedad donde los derechos
civiles, afortunadamente, están tan altamente protegidos, la
vía judicial es un camino al que acudir sin paliativos. Es
más, la acción ya debía haberse iniciado porque para eso el
Ministerio Público tiene capacidad de intervenir, de oficio,
ante el testimonio del flagrante atentado y transgresión de
los derechos que se ha perpetrado. Utilizar grabaciones del
modo en que se ha empleado, para amenazar posteriormente con
el objetivo espurio de condicionar la acción de un Gobierno
es, sencillamente, una canallada cuya fechoría está
perfectamente tipificada en el código penal.
Sin embargo, a la ciudadanía en su generalidad, no se la
puede engañar tan fácilmente con intenciones tan aviesas
como perversas. La evidencia de lo que hoy en día es Ceuta
tiene como principal responsable a quien hoy ocupa el sillón
de la Alcaldía, que cuenta con el respaldo de la inmensa
mayoría de ceutíes.
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