Se ha desplazado hasta la ciudad autónoma para colaborar
con la Fundación en los preparativos del acto de entrega del
Premio Convivencia a Manuel Elkin Patarroyo, que se prevé
para el día 19. Y pese a que muchos lo califican como el
biógrafo del científico en España, el escritor Javier Julio
García Miravete cree, bajo su mirada existencialista, que es
imposible relatar la vida de una persona como el
investigador colombiano, del que guarda numerosos recuerdos,
documentos y grabaciones por su fascinación ante una de esas
personas que dejarán huella en la humanidad, convirtiéndose
en uno de los pilares que lo llevaron a estudiar Periodismo.
Diez años después, García Miravete publicó ‘Patarroyo,
pasión por la vida’.
Pregunta.- ¿Cuál es el secreto de su visita extraoficial a
Ceuta?
Respuesta.- Estoy ayudando con los preparativos para el
Premio Convivencia, que le ha sido otorgado al doctor Manuel
Elkin Patarroyo. He sido invitado en calidad de biógrafo
suyo en España tras publicar mi libro en 2005, ‘Patarroyo,
pasión por la vida’.
P.- ¿Qué le movió a indagar en la vida de Patarroyo y
relatar su vida?
R.- Siempre me gustó mucho la ciencia y un día, leyendo una
revista, leí un artículo de un investigador latinoamericano,
colombiano, de un país pobre y conocido por el narcotráfico.
Entonces me llamó la atención porque aparecía él vacunando
en Tanzania.
P.- ¿Cuáles y cómo fueron sus primeros contactos con el
científico?
R.- Pues me enteré que daba una conferencia y asistí; al
finalizar, me acerqué a él y le pedí un entrevista. Me dijo
que sí pero que madrugaba mucho, tanto, que la hicimos a las
seis de la mañana. Luego la publiqué en una revista. Un año
después, regresó a Madrid para dar otra conferencia, mitad
en inglés y mitad en español, y volví a pedirle otra
entrevista. Mi fascinación quedó en esa segunda vez, porque
me recordó el hotel y la hora en que hicimos la primera y me
preguntó dónde nos habíamos quedado. Ahí empezó una
fascinación, casi una persecución, y asistía a todas sus
conferencias por España.
P.- ¿Cómo describiría esa secuencia del plano profesional
al afectivo entre ambos?
R.- Un día fui a Vitoria a un congreso y le planteé que en
vez de continuar con el tópico de Patarroyo como creador de
la vacuna contra la malaria, porqué no hacíamos una
biografía. Y entonces me respondió: Pues la hacemos. Luego
obtuve una financiación de un millón de pesetas de un médico
que confiaba mucho en mí y me trasladé a Colombia, donde no
paré de trabajar. Luego, me rechazaron todas las editoriales
y tras diez años insistiendo, conseguí publicar mi libro.
P.- Diez años de investigación y trabajo en continuo
contacto con el investigador cubano, dan para conocer...
R.- En Colombia hacía la misma vida que él. Me abría su
despacho, que es una auténtica pinacoteca, una maravilla; me
dejaba ver todas las investigaciones y me lo explicaban
todo, con muchísimas notas. En su casa, hablaba con su
madre, sus once hermanos, sus amigos, hijos; tengo
grabaciones de unas ochenta personas que utilicé para
escribir mi libro.
P.- ¿Podríamos decir entonces que Patarroyo fue el eje de
su trabajo y a la vez, gran maestro?
R.- Pues sí, y ha sido apasionante. Cuando me replanteé
estudiar Periodismo deseaba lo cultural, lo trascendente, el
investigar a personas que dejasen huella, la cooperación, y
me encontré con él. Estoy muy concienciado con los problemas
que les afectan a los países del tercer mundo, con las
enfermedades y la pobreza que rodea a África. Y me pareció
muy bonita la donación de Patarroyo a la OMS para beneficio
de la humanidad sin ánimo de quererse lucrar.
P.- ¿A qué o a quiénes tuvo que enfrentarse el nuevo
Premio Convivencia cuando tomó dicha decisión?
R.- Recibió muchísimas ofertas; podría haber sido ministro
de Sanidad en Colombia, le dieron talones en blanco, le
pusieron cebos sexuales, y jamás lo consintió recalcando que
la vacuna tenía que llegar a los más pobres y que si se la
llevaban las multinacionales, sólo la tendrían los hombres
de negocios, los militares y los turistas. Incluso le
pusieron droga. Le han hecho de todo y se lo tomó a broma.
Eso me llenó de ilusión y emoción.
P.- ¿Se ve reflejado en esa concepción de la vida?, ¿ha
marcado esta figura un antes y un después en su trayectoria?
R.- Pues sí, porque representa lo que quise ser de pequeño,
el hacer algo importante por la humanidad. Tengo la casa
llena de documentación, parece que tengo el Síndrome de
Diógenes (bromea); por eso, he traído una maleta de 20 kilos
con material sobre Patarroyo
P.- ¿Cómo es personalmente Patarroyo?, ¿qué le
caracteriza como ser humano?
R.- Es entrañable, simpático, agradable, es excepcional y
muy juerguista (bromea).
P.- Con todos estos adjetivos, ¿le gusta que le
califiquen como su biógrafo?
R.- En realidad yo soy muy existencialista; biógrafo es
quien escribe la vida y sobre Patarroyo, es imposible, por
sus viajes, por su trabajo, por sus horarios. Yo he
recopilado una gran documentación muy minuciosa y que será
expuesta en Ceuta. De hecho, he traído un par de muestras de
la vacuna contra la malaria, la que sirvió para vacunar en
Tanzania.
P.- ¿Cuánto tiempo permanecerá por la ciudad?
R.- Sólo dos días porque luego regresaré para el acto, que
se prevé para el día 19.
|