La Policía Local de Melilla y responsables de la Comandancia
General de nuestra ciudad, además de varios militares
armados “con fusiles”, paralizaron el sábado por la mañana
una obra promovida por la Comisión Islámica de Melilla (CIM)
que arrancó el día anterior, por la tarde, y cuyo objeto era
adecentar la explanada que hay junto al Acuartelamiento
Millán Astray, propiedad del Ministerio de Defensa, donde se
celebran rezos colectivos musulmanes.
Así lo explicó ayer en rueda de prensa el portavoz de la
Ciudad Autónoma, Daniel Conesa, que fue el encargado de
desvelar estos “hechos asombrosos”, recogidos en un atestado
de la Policía Local de Melilla. Según el atestado, leído
públicamente por Conesa, los hechos se produjeron el sábado
31 de octubre por la mañana, cuando una patrulla de la
Policía Local se personó en la explanada, aneja al cuartel
de La Legión, donde dos veces al año la CIM organiza un rezo
colectivo con motivo de las Pascuas Grande y Chica de la
comunidad musulmana.
En esos terrenos, propiedad del Ministerio de Defensa, había
un camión de una empresa melillense descargando hormigón en
la explanada, cubierta con mallazo de hierro, y varias
personas extendiendo el material.
La Policía Local identificó al obrero que estaba dirigiendo
la obra, que informó de que la responsable de la obra era la
CIM y los obreros que allí trabajaban eran “voluntarios”,
aunque dijo no saber si las obras contaban con autorización.
Ante esta situación, los agentes ordenaron paralizar las
obras y hablaron vía telefónica con Mohamed Moh, que dijo
ser miembro de la CIM. Éste aseguró que esos trabajos
contaban con autorización de la Delegación del Gobierno y
del Ministerio de Defensa, y que también se había solicitado
permiso a la Ciudad Autónoma, pero “como tardaba mucho,
decidieron empezar antes”. Seguidamente, los agentes
recibieron otra llamada telefónica procedente de un teléfono
público del Cementerio Musulmán. El interlocutor dijo ser
secretario general de la CIM, que pidió que no se
paralizaran las obras debido al desembolso económico que se
había realizado. Sin embargo, la Policía Local contestó que
sin autorización municipal no podían continuar las obras, e
impidió el paso de dos hormigoneras más que habían llegado
cargadas. Poco después, según el atestado policial leído por
Conesa, acudieron a la explanada dos miembros del Servicio
de Información del Ejército, que informaron de que las obras
que allí estaba efectuando la CIM “no estaban autorizadas”
por el Ministerio de Defensa, propietario de los terrenos.
Esta versión fue ratificada minutos después por el jefe de
día de la Comandancia General de Melilla, que se personó en
la explanada acompañado de varios militares armados “con
fusiles”. Éstos ofrecieron su apoyo a la Policía Local y se
desplegaron en la zona, comprometiéndose a “guardar el
lugar” e informar al cuerpo municipal de seguridad si se
producía “cualquier incidencia”. Los agentes, no obstante,
hicieron constar que harían “visitas periódicas” a la
explanada. Los obreros “voluntarios” recogieron entonces sus
útiles de trabajo, dejando allí varios materiales de
construcción. Para entonces, ya habían hormigonado la mitad
de la explanada de rezos. En opinión del portavoz de la
Ciudad Autónoma, estos hechos son “asombrosos” y “muy
graves”, y “llevan camino de convertirse en un escándalo
mayúsculo en el que hay una serie de actores, y la
Delegación del Gobierno no está al margen, diga lo que diga
el delegado del Gobierno.
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