El personal sanitario del centro de salud del Tarajal y los
pacientes ex toxicómanos de su unidad de dispensación de
metadona también serán citados por el Ingesa y la Ciudad
Autónoma para abordar la cuestión de la seguridad en estas
instalaciones sanitarias. La responsable de
drogodependencias del Gobierno local, Cleopatra R’kaina,
asegura que no adoptará ninguna decisión que perjudique a
sus pacientes.
Tanto el Ingesa como el área de drogodependencias de la
Ciudad Autónoma quieren contar con todas las partes
implicadas en el conflicto de la falta de seguridad en el
centro de salud del Tarajal y ya se han realizado
movimientos para citar, por una parte, al personal sanitario
que atiende el dispensario. Y, por la otra, a los pacientes
ex heroinómanos de la unidad de dispensación de metadona, a
los que viene culpándose de todos los males.
La responsable del área de drogodependencia del Gobierno
autonómico, Cleopatra R’Kaina, subrayó que “se trata de un
problema de salud pública”, refiriéndose a la toxicomanía, y
“compete a toda la sociedad y no a ningún bando”.
R’kaina recordó en todo caso que los 45 ex heroinómanos
atendidos por la unidad de dispensación de metadona viven en
esa zona geográfica y tienen derecho a un centro de salud.
Especulaciones
En realidad, al Ayuntamiento ni siquiera tiene constancia de
que el paciente que agredió a la doctora por negarse a
prescribirle Trankimazín, hecho que motivó la movilización
del personal, pertenezca a la unidad de dispensación de
metadona.
“Se trata de un problema de todos y debemos asumir que
nuestra profesión, porque yo también soy médica, comporta
algunos riesgos”, continuó argumentando la responsable del
área de drogodependencias de la Ciudad Autónoma.
Uno de los aspectos que más depende de la Consejería de
Sanidad es el traslado de la unidad de dispensación de
metadona, que fue uno de los compromisos adquiridos con los
trabajadores por el director territorial del Ingesa. Pero el
Ayuntamiento se muestra renuente a trasladar la unidad
demasiado lejos del centro de salud. “No puedo tomar ninguna
decisión que afecte negativamente al bienestar de mis
pacientes. El programa se creo para acercar el recurso a las
personas que lo necesitaban. Alejarlo ahora no tendría
sentido”, continuó R’Kaina abundando en la idea.
La responsable autonómica recalcó que, aunque como médica,
también quería poder trabajar con seguridad, “los
profesionales no podemos ser selectivos a la hora de atender
a los pacientes”.
R’Kaina considera muy importante que se escuche también a
los pacientes de la unidad porque los altercados se han
producido en el centro de salud del Tarajal a cualquier
hora, y no sólo cuando se procede a la dispensación de la
metadona. “A lo mejor suprimiendo la unidad tampoco se
soluciona el problema de las agresiones a médicos en este
centro de salud”, añadió.
También apuntó que no se puede culpar a cuarenta y cinco
pacientes de la actitud de uno determinado, e insistió en su
rechazo a separar el recurso de las personas que lo
necesitan.
Por eso se quiere que en la solución definitiva participen
todos. De hecho, el Ingesa está todavía pendiente de
confirmar un encuentro planificado para mañana jueves con el
personal sanitario del centro de salud del Tarajal.
Después le tocará el turno a los pacientes y de todas estas
reuniones de trabajo se espera obtener unas condiciones para
el centro en las que no se vean lesionados ni la integridad
física y psicológica de los profesionales que lo atienden ni
el derecho a recibir asistencia sanitaria que pertenece a
los pacientes en tratamiento de deshabituación de las
toxicomanías.
De hecho, el Ingesa ya está trabajando en el diseño de un
dispositivo antipánico en las instalaciones y ha trasladado
hasta el dispensario un arco detector de metales que está
pendiente de funcionar. Aunque los trabajadores quieren más
medidas.
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