La derecha española seguirá
votando a la No-Izquierda del PP la dirija Maroto el de la
Moto, Pepillo el que toca el caramillo o Sisebundo al que
quiere todo el mundo. Porque no hay otra opción. Y pocos van
a regalar sus votos al “yoismo” rampante de Rosa Díez para
que esta se afiance en su proyecto personalista. De ahí, de
esa absoluta ausencia de alternativas, resignados a que dos
grandes partidos se repartan el latifundio y coman en el
pesebre político, de esta situación mi acusación de
amoralidad y de absoluta ausencia de coherencia del partido
al que siempre he votado, el Parido Popular.
Muchos, miles de entre nosotros, pusimos el grito en el
cielo cuando Aznar, pasándose por el forro cualquier atisbo
de democracia participativa, ninguneando a las bases,
realizó el excelso ejercicio de Dedocracia de designar a
Mariano Rajoy, porque le salió de las pelotas. Descartando
con su dedo dictatorial a figuras de primera fila capaces de
encandilar y proporcionar confianza a los electores. Mayor
Oreja, el ministro mejor valorado tenía más tirón que Aznar.
Rodrigo Rato un emperador de la economía se comía a Aznar
con sopa de purrusalda. Y la izquierda, que se pierde las
mejores y sabe poco de estrategias de hundimiento de la
línea de flotación, en lugar de sublevar a los votantes
insatisfechos por el despotismo de la Dedocracia pepera e
invitarles a un proyecto socialdemócrata con lucimiento del
archiquerido José Bono, la izquierda se pone farruca y
rojilla, con las memorias históricas y el aborto. Así, si el
sistema del PP es pura Dedocracia y cargos hereditarios, los
socialistas son inoportunos y proclives a la polémica más
estéril sobre temas de segundo orden mientras dejan pasar,
sin enterarse, oportunidades espectaculares de lucimiento y
aparcan a seres excepcionales con un tirón espectacular como
el ex alcalde Paco Vazquez , hoy embajador.
La izquierda no anticipa que, la Dedocracia, puede comerse
al PP por los pies. Ni que, hoy por hoy, los populares, se
nutren del voto desesperado de esa inmensa mayoría
conservadora que admira a Sarkozy y a Angela Merkel y que
encajan con resignación el que, el liderazgo popular no se
consiga a fuerza de excelencia, carisma y meritos
demostrados y demostrables. Porque los liderazgos no son
cuestión hereditaria, sino cuestión de papeleta en las urnas
con posibilidad de optar entre varias alternativas. Pero,
desde el Imperio de Fraga y el Reinado de Aznar, hablar de
alternativas entre los populares en “ser traidor a la
Dedocracia”. Ya que entre las atribuciones del lider
designado a Sacrodedo se encuentra la de designar
graciosamente a su sucesor. Y una vez agraciado el currito
de turno por la magnanimidad de su antecesor, se monta un
congreso a la búlgara, con lista única, se elige bien a los
obedientes compromisarios para que voten lo que se les
ordene y se trajina una pamplina de votación con resultados
cantados, sin posibilidad alguna de molestas alternativas o
voces discrepantes, se vota al Dedócrata señalado y se hace
un “fin-de-congreso-feliz-que-demócratas- somos- que-
hemos-salido-votando- en-la- tele”. Y como siempre, se
comenta lo ambiciosa que es Esperanza Aguirre, las rebeldes
gracietas adolescentes de Gallardón y lo pijos que son los
valencianos.
No hay legitimidad democrática. ¿Puedes ustedes
explicarme-explicarse de qué congreso salió electa nada más
y nada menos que una Secretaria General del partido como
Dolores de Cospedal? ¿No tienen derecho los electores a
decidir quien desean que ocupe nada más y nada menos que la
Secretaría general del partido?. Nada. Al votante ni agua.
Que se joda el votante ¿a quien va a votar si no? ¿A quienes
atacan ferozmente a la religión y quieren cargarse nuestras
raíces y nuestros valores?. Y ante tamaña responsabilidad,
hoy, la Dedocracia del PP se me antoja malvada y parasitaria
del voto de la no-izquierda. Muchos pedimos un congreso. Con
listas alternativas. Y que no aparquen a Rodrigo Rato, lider
natural de la derecha española, en las mieles de Caja Madrid
para callarle la boca con buen estipendio y que haga oidos
sordos al clamor abrumadoramente mayoritario de los
votantes: ¡RODRIGO, VEN!. Y que te votemos. Limpiamente.
VEN. Que estos nos comen por los pies.
|