LUNES. 26
De sobra sé que a los políticos se les atragantan las
críticas que no les son propicias. De la misma manera que
tengo asumido que cuando las opiniones les son favorables,
piensan que las tienen más que merecidas. También sé que hay
políticos, son los menos, que procuran comportarse siempre
de igual modo. Y hasta lo consiguen. Hasta consiguen que les
aflore el buen talante tanto cuando se ven ensalzados como
cuando se ven amonestados por cualquier decisión que hayan
tenido que tomar o bien por comportarse de manera
incorrecta. Los políticos no son, por el momento y
afortunadamente, profetas ni dioses, y lamentable sería
también vivir en un Estado donde profetas y dioses tienen un
trato de excepción. Yolanda Bel ha tenido siempre por
parte de quien escribe un trato exquisito. Porque entendí en
todo instante que es mujer válida para transitar por la
política activa. Ahora bien, lo que no podía imaginar es que
en cuanto me diera por opinar de forma bien distinta a lo
que ella expusiera, le iban a salir los demonios de la
soberbia por todos los poros de su cuerpo juncal. Que le
sirva de provecho...
MARTES.27
Hacía ya varias semanas que no se me había presentado la
oportunidad de entablar conversación con Isidro Hurtado
de Mendoza. Y hoy ha sido posible que volviésemos a
dialogar durante un buen rato, sentado a una mesa de la
terraza de la cafetería del Hotel Ulises. Lo primero que
hemos tocado ha sido el tema de la corrupción política en
los ayuntamientos. Un mal casi generalizado ya y que está
pidiendo a gritos soluciones antes de que la gente empiece a
creer que la política representa el hampa actual. De
cualquier manera, y con la que está cayendo, los políticos
honrados deberían quitarse de en medio en cuanto cayera
sobre ellos la sospecha. Dejamos la corrupción y nos pasamos
al fútbol. Porque, como ustedes bien saben, Isidro Hurtado
de Mendoza es entrenador de tercer nivel y se muere de ganas
por obtener el cuarto. Y, claro, no podía faltar tampoco el
que opinásemos de Xabi Alonso y Casillas. Del
primero me cabe decirle que su situación en el equipo hace
que los defensas las pasen canutas. En cuanto al segundo, el
muchacho mimado de la prensa, recibe premios que deberían ir
destinados a Víctor Valdés. ¡Menuda prudencia está
demostrando tener el guardameta catalán!
MIÉRCOLES. 28
El partido Alcorcón-Madrid acapara todos los comentarios. La
gente habla y no acaba del equipo perteneciente a una villa
del sur de Madrid que ha sido capaz de golear al conjunto
presidido por Florentino Pérez. Un triunfador en los
negocios de la construcción que se ha dejado sorber el seso
por parte de un argentino que ha dado en la manía de creer
que al fútbol se juega vestido de esmoquin. Jorge Valdano
ha perdido el oremus futbolístico. Por ejemplo, finalizado
el partido frente al Sporting de Gijón le preguntaron por
los desaciertos de su equipo y respondió lo siguiente: “El
equipo está procurando desprenderse de jugar al contraataque
para jugar siempre al ataque”. Su contestación es toda una
lección de cómo una persona puede traspasar la barrera de
las necedades sin que en contra suya surjan los críticos de
guardia para ajustarle las cuentas. Tamaño disparate sólo
puede ser comparable a lo que sigue: que se le recomiende a
una persona extirparse la nariz si acaso padece problemas en
el tabique nasal. Lo ocurrido en el campo del Alcorcón, le
digo a Joaquín de los Ríos, coronel que fue de Estado
Mayor y directivo extraordinario de la Agrupación Deportiva
Ceuta, ha sido posible porque en el fútbol cada vez se
imponen más las teorías de quienes desde los despachos hacen
cautivos a los entrenadores. Manuel Pellegrini, como
en su momento lo fue Carlos Queiroz, es una víctima
mas de Valdano: cuyo narcisismo es tan evidente como
peligroso para el Madrid.
JUEVES. 29
Me paso por el despacho de la gerencia de este periódico
para recoger a Ángel Muñoz e irnos a disfrutar un
rato de la tertulia que suele formarse en el Hotel Tryp. Y,
cómo no, a paladear jamón y buen queso regalados por un
visitante al que se le dio buena acogida en la citada
tertulia. Paco Pérez, de quien he hablado en
ocasiones, nos dice que el miércoles estuvo en el salón de
actos del Centro Universitario de la UNED en Ceuta. Lleno a
rebosar porque se celebraba el acto de la inauguración
oficial del nuevo curso académico. Y nos puso al tanto de la
magnífica actuación tenida por Antonio Torres:
Catedrático de Derecho Constitucional. Quien dio lectura a
la lección inaugural, titulada ‘El valor ético de la
Democracia’. Paco Pérez no cesó de celebrar la actuación de
Torres. Y, siendo como es Paco de exigente, a fe que debió
estar bien el conferenciante. A propósito: llevo ya una
eternidad sin hablar con Fernando Jover. Así que en
cuanto me lo eche a la cara le diré que es un descastado.
VIERNES. 30
La comidilla del día, y que será la de muchos días, es la
dimisión forzada de Pedro Gordillo de todos sus
cargos. Es el derrumbe de un edificio que parecía gozar de
la solidez de unos cimientos a prueba de bomba. Pero que se
han venido abajo porque la bragueta sigue siendo la
perdición de los hombres. De cualquier manera, a Gordillo le
han tendido una trampa monumental. Y ha caído en ella porque
jamás creyó que sus enemigos, que tenía muchos, fueran
algunos propios. O más bien que entre esos enemigos de su
propio partido los hubiera con tripas por estrenar. Malas
personas de verdad. Gordillo ha cometido quizá deslices
parecidos, aunque con menos gravedad, que los que se le
vinieron achacando a Alberto Ruiz-Gallardón, en su
día. Pero mientras el alcalde de Madrid fue apoyado por la
prensa y por todos los miembros de su partido, en tanto y
cuanto su acusador y candidato a la alcaldía de Madrid,
entonces, Miguel Sebastián, era puesto como chupa de
dómine. Se le dijo de todo al actual ministro de Industria,
Turismo y Comercio. Incluso se le tachó de ser más o menos
un alcahuete de baja estofa. En el asunto concerniente a PG,
sin embargo, ha imperado el deseo vehemente de quitárselo de
en medio a cualquier precio y cuanto antes. Antes o después,
semejante decisión, motivará consecuencias imprevisibles.
Ojo al parche.
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