Las asociaciones firmantes de la candidatura para optar al
premio “Petardo Acústico 2009” estamos sorprendidos por la
reacción del Gobierno de la Ciudad, una vez que se ha hecho
público su concesión por parte de la organización convocante.
A esta última, la asociación de juristas contra el ruido,
tenemos que hacerle llegar nuestro agradecimiento por
aceptar nuestra propuesta, ya que sospechamos que los
premiados, -el Gobierno de la Ciudad de Ceuta-, no lo van a
llamar para darles las gracias. Y es que, por mucho que
presumamos de sentirnos andaluces, a algunos le falta
sentido del humor. Tampoco andan muy sobrados de cintura
política y capacidad para asumir las críticas. Nada de
extrañar teniendo en cuenta su continua política de acallar
y domesticar a la sociedad civil ceutí. A nosotros, que
formamos parte de la sociedad más activa, se nos puede
acusar de muchas cosas, pero desde luego gozamos de una
plena independencia en nuestras declaraciones y acciones.
La Consejera de Medio Ambiente y portavoz del gobierno de la
Ciudad ha declarado que no entiende la postura de las
asociaciones que hemos suscrito el documento de candidatura
para el premio “Petardo Acústico 2009”. Se lo vamos a
intentar explicar en las líneas que siguen. En primer lugar,
decirle que el premio sí es para ella y para todo su
gobierno, y no para el conjunto de los ciudadanos de Ceuta
que bastante tienen con sufrir su deficiente gestión en
materia de lucha contra la contaminación acústica. De hecho
el premio se denomina “Premio Petardo acústico a la peores
prácticas de gestión contra el ruido”. Una gestión que
depende directamente de la Sra. Bel como responsable de la
Consejería de Medio Ambiente, tal y como le ha tenido que
recodar el propio Defensor del Pueblo. Otra cosa es que
haya, como las hay, otras áreas de gobierno implicadas
(Gobernación, Fomento, Salud Pública, Festejos, Turismo, etc…).,
sin embargo, a ella le corresponde la responsabilidad de
combatir el problema del ruido en Ceuta. Una situación que
no es nueva, ya que viene siendo denunciada de manera
reiterada por muchos ceutíes.
La contaminación acústica en Ceuta, por mucho que le pese al
gobierno de la Ciudad, es un problema que hace tiempo ha
traspasado las fronteras de nuestra ciudad. Sin ir más
lejos, el Instituto Nacional de Estadística, un organismo
oficial de acreditada solvencia y prestigio, viene colocando
a Ceuta a la cabeza de las ciudades más ruidosas de España,
que es lo mismo que decir del mundo, por ser nuestro país el
segundo más ruidoso del planeta. También recoge el dato de
que la administración local ceutí es la que menos hace por
combatir este grave problema medioambiental y de salud
pública. ¿Que ha hecho este gobierno ante la magnitud del
problema?. Pues poco o nada. Sirva, como ejemplo, que en el
mes de febrero del año 2007, el Pleno de la Asamblea aprobó
por unanimidad una propuesta del grupo socialista para que
se redactara de modo urgente un mapa del ruido, así como que
se abordara la adaptación de la ordenanza municipal del
ruido a la ley estatal del 2003. Desde entonces han pasado
cerca de tres años y todavía ni se ha adjudicado la
redacción del mapa del ruido ni contamos con la prometida
revisión de la ordenanza municipal. Deben estar demasiado
ocupados en colocar esculturas y flores o en proyectar
puentes entre muelles.
El gobierno de la Ciudad ha atesorado suficientes méritos
para obtener este galardón. Por mucho que se empeñen en
intentar confundir a la opinión pública, la gestión en
materia de ruido y, en general, en el área medioambiental es
pésima. Se les debería caer la cara de vergüenza de
ofenderse por un gesto sin mayor trascendencia de las
asociaciones ecologistas, cuando han permitido que durante
un año y medio la unidad de sonometría de la Policía Local
no haya podido realizar mediciones de ruido válidas por
carecer de un calibrador, o han dejado desatendido este
servicio parte del verano por estar todo el personal de esta
unidad de vacaciones. No se trata de denuncias sin
fundamentos, si no que se lo pregunten a las familias que se
han visto obligadas a acudir a los tribunales para hacer
valer sus derechos ante la impotencia de ver como sus
familiares iban perdiendo la salud por culpa de la pasividad
de la administración en el cumplimiento de la legislación
contra el ruido. A este respecto, y ya que la Consejera nos
echa en cara que las asociaciones ecologistas no les
presentamos proyectos, les vamos a dar uno muy sencillo que
se titula: “HAGAN CUMPLIR LAS ORDENANZAS Y LEYES
MEDIOAMBIENTALES”.
La resignación ante la elevada densidad de población de
Ceuta ha sido el argumento esgrimido por la Consejera de
Medioambiente ante los medios de comunicación para que los
ciudadanos se sometan al ruido como si se tratara de una
nueva deidad inevitable que invoca el desarrollo económico y
el progreso social. Uno no puede menos que quedarse perplejo
cuando escucha estas declaraciones de la portavoz de un
gobierno que han incluido en su planes urbanísticos la
construcción de cerca de 8.000 viviendas nuevas, 1.139 de
segunda residencia en el Monte Hacho. Fíjense si están
preocupados por la alta densidad de población que su
objetivo es aumentarla hasta el infinito con tal de saciar
el apetito de las empresas constructoras. Mientras otros
territorios vienen desde hace mucho tiempo trabajando en
equilibrar el crecimiento poblacional con la capacidad de
carga del sistema ecológico, nuestras autoridades no son
capaces de ir más allá de la constatación de una realidad
que amenaza la sostenibilidad de un espacio geográfico muy
singular y la calidad de vida de sus habitantes. Por cierto,
un hecho que ha sido puesto de manifiesto en reiteradas
ocasiones por los firmantes de este comunicado.
Hemos dejado para el final la contestación a una de las
declaraciones más desafortunadas de la Sra. Bel. Nuestra
polivalente Consejera de Medio Ambiente dice no entender que
los representantes de varias asociaciones de Ceuta propongan
un premio que afecta a la imagen de la ciudad y que, por el
contrario, critiquen cuando Ceuta obtiene un reconocimiento
del tipo de las banderas azules o la escoba de plata. La
explicación es muy sencilla: nosotros intentamos movernos en
el terreno de la verdad y no en el del cinismo. Criticamos y
criticaremos siempre los premios falaces, comprados de
manera directa o indirecta, que sólo sirven a sus limitados
intereses propagandísticos y electoralistas. En relación con
este último punto ya advertía el Maquiavelo de Joly sobre
algo que “podría poner en peligro mi fortuna: eso ocurriría
el día en que se reconociera en todas partes que mi política
no es franca”. Los remedios para evitar tal cosa, según Joly,
citado por J.M.Naredo, eran: en primer lugar, “cuidar bien
las apariencias”; y en segundo lugar, “formar a mi alrededor
una escuela de políticos de gran fuerza relativa…Maquiavelos
de poca monta, que obrarán con astucia, simularán, mentirán
con imperturbable sangre fría; así la verdad no podrá
abrirse ya paso en ninguna parte”. Tome nota el Sr. Vivas.
Sentimos comunicar a la Sra. Bel y al gobierno en el cual
ejerce de portavoz, -labor que ya hemos dicho en muchas
ocasiones le hace distraer su atención de una consejería tal
complicada como la de Medio Ambiente-, que no vamos a ser
cómplices en el sostenimiento del mundo irreal que han
creado a partir de un discurso alejado de la verdad. La
solución a los problemas de Ceuta vendrá de la mano de la
superación de nuestra desmedida tendencia a ocultar las
carencias de una ciudad que tiene el triste record de
encabezar las peores estadísticas en sostenibilidad
económica, ecológica y social.
Y por último, Sra. Bel, no venga a darnos lecciones de
ceutismo, pues quienes formamos parte de las asociaciones
firmantes de este comunicado merecemos, al menos, el respeto
de un gobierno que dice representar a todos, cuando además
desempeñamos una labor social totalmente desinteresada en
pro de la sostenibilidad de una tierra a la que amamos tanto
como para arriesgarnos a ser victimas de la ira de los que
dicen ser representantes de la voluntad popular y sufrir la
incomprensión general de una ciudadanía laxa en la defensa
de sus derechos.
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