En alguna ocasión, he compartido
con los lectores del diario El Pueblo de Ceuta mis
reflexiones sobre la figura del diputado nacional, Francisco
Antonio González Pérez, madrileño de nacimiento aunque ceutí
de corazón. En todas ellas he manifestado mi admiración por
quien ha defendido con dignidad los intereses de los
ceutíes, sin exclusión alguna, en todos los foros donde ha
ejercido dicha representatividad, Ayuntamiento de Ceuta en
primer lugar y Congreso de los Diputados en las cuatro
últimas legislaturas.
Es el momento oportuno para recordar, que en la actualidad
ostenta diferentes cargos entre los que debemos destacar la
portavocía de deportes del Grupo Parlamentario Popular en la
Comisión correspondiente y la presidencia de la Comisión
Nacional de Deportes del Partido Popular por tanto, el
máximo representante en esta materia del Partido Popular
habiendo recibido, en reconocimiento a esta extraordinaria
labor, la Medalla al Mérito Deportivo así como,
numerosísimos elogios provenientes no solo, desde la
formación política en la que milita desde hace años sino,
desde la bancada socialista y en particular, de su oponente
en los debates políticos en materia deportiva, Jaime
Lissavetzky.
No obstante, mi reflexión de hoy no se referirá a su
conocida trayectoria política sino, que expresará una vez
más, mi admiración y respeto por quien ha demostrado, en los
últimos meses, su lado más humano al compartir con sus
convecinos sus sentimientos más íntimos, su lucha contra la
enfermedad. Contienda iniciada, como no podía ser de otra
manera, en el Hospital Civil de Ceuta, centro hospitalario
por el que tanto ha trabajado en los últimos años desde su
escaño parlamentario. En este punto, me gustaría señalar que
nuestro diputado podría haber optado por cualquier centro
peninsular e incluso internacional para tratar su dolencia
por tanto, decisión que le distingue y le honra.
En definitiva, en mi colaboración de hoy he decidido
homenajear con la humildad que me caracteriza, la figura
destacada de un ceutí de corazón que ha sabido granjearse el
respeto de todos sus convecinos no solo, por el trabajo
desarrollado en los últimos años sino, por su honesta
decisión de compartir con quienes representa las mismas
infraestructuras y personal sanitario en el tratamiento de
sus dolencias demostrando una gran honestidad con todos
ellos sin excepción alguna y mostrando, como no podía ser de
otra manera, su total confianza en la excelente plantilla de
profesionales de la sanidad ceutí .
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