Haciendo memoria vieja, nos
volveremos atrás, a recordar cosas que sucedieron cuando uno
tenía menos años. O sea, para no mentir, veinte años menos
en el mejor de los casos o quizás hace más años. La verdad
ni lo se, ni me importa un pimiento, porque aquí no se trata
de cuántos años hayan pasado, si no de un hecho real
ocurrido, ente mi persona y José María Ruiz Mateo.
El empresario vino, a Ceuta, para mantener una reunión de
trabajo con varios empresarios ceutíes. No se por qué razón
el empresario jerezano, se personó en el lugar, donde
debería mantenerse la reunión, Cámara de Comercio, un cuarto
de hora antes de lo previsto, y fue debido a ese adelanto,
donde tuve la oportunidad de charlar con don José María,
pongo el don aunque ahora nos estile, porque desde mi
personal e intransferible punto de vista, es todo un señor
de los píes a la cabeza.
Con el señorío que le caracteriza, se presentó diciendo soy
Ruiz Mateo y tengo una reunión, en este lugar, con
empresarios ceutíes pero, al parece, me he debido adelantar
al horario previsto.
Efectivamente, don José María, aún falta algo más de un
cuarto de hora, para esa entrevista. Dejando a un lado que
siento admiración por usted, me gustaría hacerle una
pregunta ¿cómo es posible qué en la época de los
ordenadores, tenga usted la doble contabilidad debajo de una
escalera, en unos libros más antiguos que el yogur de
Tutamkamón.
La carcajada del empresario jerezano, debió oírse hasta en
su tierra natal. Oye, cómo te llamas. Me llamo Andrés. Pues
bien, Andrés, dónde se puede tomar un café aquí cerca,
mientas hacemos tiempo para que vayan llegando los
empresarios.
Aquí al lado, en “El Delfín Verde”. Pues vamos a tomar ese
café y a seguir charlando. Me encanta tu conversación y la
forma que tienes de ver las cosas. Eres un tío con
razonamientos lógicos. Me encantan las gentes que dicen las
cosas como la sienten. Y eso que hablar bien de mi persona
no está, en estos momentos, bien visto. Vamos a tomarnos ese
café.
Acompañado de un amigo, cuyo nombre me reservo porque él
jamás me perdonaría que le sacase en los papeles, nos fuimos
al “Delfín Verde” y, allí, tomándonos el café, le expliqué
mi teoría sobre lo que habían hecho con él, y cual debería
haber sido la solución, si era cierto que debía esa gran
cantidad de dinero. Pues cuando se embarga, se embarga por
lo que uno debe y no por todo lo que tiene, como fue el caso
del empresario jerezano al que le embargaron todo cuanto
tenía, cantidades muy superiores a la deuda contraída.
Llevas toda la razón pero, algún día, me tendrían que
devolver todo cuanto me quitaron sin razón alguna. Me ha
encantado charlar contigo. Toma mi tarjeta y mi número
personal. Me encantaría que me llamases, pues gente como tú
la necesito a mi lado. ¿Quieres un buen opuesto de trabajo,
conmigo?.
Me lo pensaré, don José María. Hemos de regresar, no olvide
que le están esperando. Regresamos, él tuvo la reunión con
los empresarios y a la salida me dijo: No te olvides de mi
oferta. Varios empresarios me miraron, mientas don José
María, me estrechaba la mano. Nunca llamé a ese teléfono.
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