Ninguno de los cinco excepcionales alumnos (todos ellos con
medias superiores a 8,75) que concurrieron a los Premios
Extraordinarios de Bachillerato de este año en Ceuta, cuatro
del IES Siete Colinas y uno del Luis de Camoens, se llevará
los 600 euros de premio que les hubieran correspondido de
haber alcanzado un mínimo de 32 puntos en las cuatro pruebas
a las que se les sometió.
Fueron, cinco por cuatro, veinte exámenes los realizados.
Acostumbrados al sobresaliente, los alumnos sumaron siete
suspensos, algunos con un llamativo 1,5, y sólo en una de
las pruebas superaron el 9. El mejor de los calificados
alcanzó los 30 puntos, mientras que dos no llegaron ni
siquiera a veinte.
¿Cómo es posible semejante debacle teniendo en cuenta que
los valorados eran, se supone, los cinco mejores estudiantes
de la ciudad? Hay varias posibilidades lógicas: 1) tuvieron
un mal día, algo poco probable si se considera que ninguno
rindió al nivel esperado en casi todas las pruebas; 2) las
notas con las que salieron de Bachillerato están demasiado
“infladas”, aunque el hecho de que uno de ellos fuese el
segundo mejor calificado en la última Selectividad en todo
el distrito universitario de Granada desmiente parte del
argumento que esgrimen las fuentes consultadas; 3) el
tribunal encargado de valorar los exámenes, que se ponen en
Madrid, fue más estricto de lo normal; y 4) el criterio de
calificación, en el que se decidió ponderar de forma notable
la madurez que fuese capaz de mostrar el alumno, no se
ajusta al que está preparado para enfrentar el alumnado de
la ciudad. Aunque cada teoría tiene sus apoyos entre las
fuentes consultadas varios indicios apuntan a que la más
certera es la última. Llama la atención, por ejemplo, el
‘fracaso’ de casi todos los concurrentes en la prueba de
comentario del primer ejercicio.
En todos los institutos de la ciudad hay un curriculum
académico que impartir, aunque los profesores hacen mucho
más hincapié en aquellos puntos que tienen más probabilidad
de ‘caer’ en la Selectividad en Granada. Como el examen
llegó desde la capital de España el tema planteado en
Filosofía no entraba en ese abanico rutinario. Aparentemente
pardillos, sólo uno de los alumnos optó por hacer un
comentario histórico. Sacó un ocho. Los demás oscilaron
entre los tres y los seis puntos.
“Que en la Selectividad no existan grandes tropiezos es la
explicación perfecta para cuestionar el sistema actual de
enseñanza, basado en el aprendizaje memorístico a corto
plazo sin una verdadera comprensión. No es una verdadera
enseñanza”, lamentan docentes en ejercicio que “no” se han
visto sorprendidos por los resultados de esta prueba. “El
tema va más allá del inflado de notas o del ‘redondeo’ al
alza de las notas en los institutos: ¿Qué estamos haciendo,
primando a los ‘buenos reproductores de contenidos’ o a los
que de verdad aprenden y son capaces de emitir juicios
críticos?”, completa, a su lado, un compañero.
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