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OPINIÓN - JUEVES, 29 DE OCTUBRE DE 2009

 

OPINIÓN / EL OASIS

La corrupción y los pobres
 


Manolo De la Torre
manolodelatorre@elpueblodeceuta.com
 

Dos cosas están de mucha actualidad: la corrupción política en los ayuntamientos es cada vez más generalizada y los pobres aumentan sin cesar. Ambiente propicio para que las tensiones sociales aparezcan en cualquier momento con furia inusitada.

A medida que se va conociendo cómo se están enriqueciendo muchos políticos, haciendo uso del poder (gubernamental) para hacer negocios ilegítimos, sigue aumentando la rabia de las que podríamos denominar clases medias frágiles cuyos miembros se están viendo obligados a vivir de la caridad.

La miseria ha vuelto a hacerse realidad en una tierra donde las palabras de Solchaga parecen que aún tienen vigencia: “España es uno de los países donde más fácil es hacerse rico”. Y la verdad es que no pocos lo continúan logrando a costa de que el número de pobres vaya aumentado. Con lo cual entramos en los contrastes: frente a un puñado de poderosos, una nube de pobres se va extendiendo ya con más prisas que pausas por todo el país.

La mendicidad cada vez se hace mayor. Los mendigos pululan por todas partes. Y, en muchas ciudades, van ya pidiendo de puerta en puerta. Y, dado que la situación parece no tener indicios de mejora, mucho nos tememos que la cosa vaya a peor a medida que las familias que aún tienen un mediano pasar puedan caer en la más negra de las miserias. Lo que puede producirse más pronto que tarde: en cuanto esas familias pierdan el empleo que les está permitiendo pagar su hipoteca y pasen a engrosar la lista de los que se quedan con una mano detrás y otra delante.

La fragilidad de la economía actual, que por lo oído parece que se alargará en el tiempo, amenaza con que veamos de nuevo las puertas de las iglesias repletas de pedigüeños ofreciendo oraciones a cambio del euro de los fieles. El problema es que las iglesias apenas son frecuentadas.

Pues bien, aunque ustedes crean que el panorama que les he pintado es desmedido, no olviden que hay muchas personas de las catalogadas como pobres vergonzantes que se están acogiendo ya a las ayudas de las organizaciones religiosas de caridad. Y otra vez, tendremos que empezar a distinguir entre el pobre, forzado y constreñido por la necesidad para pedir limosna, y el pícaro holgazán que de la mendicidad hacía profesión, formando parte del hampa, allá en el quinientos. Mientras tanto, y hablando del hampa, la política sigue atrayendo a los sinvergüenzas como la miel a las moscas porque la política es poder, y el poder, dinero, que es lo que buscan esos... Los políticos honrados, que sin duda los hay, tienen que tener cuidado con sus amistades. Porque los escándalos ocasionados por la corrupción son muchos. Amén de que ésta corrompe el sistema político sobre el que se sustenta la propia democracia y hace que la opinión pública piense que todos los políticos delinquen a su manera.

Lo ocurrido en El Ejido, como en los tres ayuntamientos de Barcelona, nos ha permitido comprobar que los casos de cohecho, tráfico de influencias, malversaciones, caciquismo, extorsiones... no decaen. El GIL ha triunfado a escala nacional haciendo proselitismo del trinconeo. Todo ello, dentro de un ambiente generalizado de pesimismo porque el paro es una máquina de hacer pobres. Caldo de cultivo para la rebelión. Ante la menor sospecha, los políticos honrados deben quitarse de en medio. Por ahí se empieza.
 

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