Es, sin lugar a dudas, la fiesta
que más atrae, especialmente, a la juventud de Ceuta. Un
día, una noche también, fuera de la ciudad, para vivir,
totalmente, al aire libre.
Y una gran cantidad de personas, dicen que más de
doscientas, mujeres y niños, especialmente, han dado el
primer paso, una semana antes, respondiendo a la llamada del
Centro Asesor de la Mujer.
El día de la mochila es a Ceuta lo que otros días de campo
son a Salamanca (lunes de aguas, en primavera), o a
Extremadura, por ejemplo.
Aquí, según la tradición, se celebra todos los años en la
festividad de Todos los Santos, pero el Centro Asesor de la
Mujer ha querido adelantar una semana, para no obstaculizar
la reunión familiar.
Esto es, o ha sido, un anticipo, una vivencia que se
prolongó a lo largo de todo el día, pero “la mochila” es eso
y un poco más.
El Centro Asesor de la Mujer lo ha vuelto a adelantar,
pensando que a la vez no se puede estar en dos sitios, y
para que así, en el día de Todos los Santos, haya quien se
pueda dedicar a los más allegados y a la visita al
cementerio donde reposan sus difuntos.
Son dos cuestiones de índole muy distinta, aunque las dos
estén arraigadas en las gentes, y la realidad es que los
ceutíes, especialmente los jóvenes, desde la víspera, si es
que el tiempo acompaña, salen al campo, montan allí sus
tiendas, pasan la noche fuera de la casa y cuando vuelven lo
hacen con la satisfacción de haber pasado un día de forma
distinta a lo habitual, un día apartados de todo lo que
implica el ajetreo de la ciudad y sus normas de todo el año.
Sólo hay un PERO, al día de la mochila, un PERO que se viene
solucionado los últimos años, y es que los gamberros suelen
hacer acto de presencia, para eso, únicamente, para hacer el
gamberro.
Esta mochila adelantada al pasado sábado y que llevaba diez
años sin celebrarse, según la monitora del Centro Asesor de
la Mujer ha dicho que son ya veinte los años que el
Ayuntamiento llevaba trabajando en la celebración de esta “premochila”.
Están bien todas estas actividades, y especialmente desde
organismos que se tiene que dejar ver, para justificar su
razón de ser, pero lo que no veo tan bien es que para
justificar que están ahí, hagan como si fuera suya una
actividad que hace 20, hace 30 y hace 50 años ya tenían como
propia los ceutíes, sin otro tipo de iniciativas ni
justificaciones de nada.
A lo largo de los muchos, ya más de 30, años que llevo en
Ceuta, he visto pasar jóvenes, que ahora ya lo son menos, y
mayores, que ya están por la tercera edad, disfrutando de un
día de campo, volcándose por asentar un poco más una de sus
costumbres y tratando de hacer partícipes, a todos, a los de
casa y a los de fuera, de estas jornadas, sin necesidad de
que ningún tipo de política trate de justificarse marcando
normas especiales u horarios.
Hace falta, eso sí, como en todo tipo de desplazamientos
masivos, una serie de servicios y atenciones por parte de
los organismos expertos en todo esto, pero eso, sin más.
Un adelanto, como el del sábado, puede haber servido para
conocer esto a alguien que no sabía lo que era y ni qué
significaba, ahora bien, para los verdaderos ceutíes,
jóvenes o un poco mayores, de 18, 22, 40 o 45 años eso está
fuera de la más pura de las tradiciones de Ceuta y sus
gentes.
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