Desde tiempos inmemoriales, he
sido muy servicial tanto que cuando he llegado tarde a algún
recibimiento o mandado me lo han recriminado, al igual que
de las poquísimas veces que me he negado a hacer algún
servicio, me han puesto una cara que parecía una careta de
la comparsa de Juan Fernández, el penúltimo fue el otro día
y con el bajón de hidratos, tuve que soltar que cuando iba a
comer y que no tenía fuerzas desde por la mañana. Hace tres
años, tuvo gran éxito un artículo titulado “El Avión” por la
cantidad de servicios de transporte que hacía a lo largo del
día, tal perfección y operatividad me hace méritos para
conseguir el diploma de Paracaidista de Honor, Conductor
honorífico, piloto de avión de combate, helicópteros de
guerra y demás méritos en campaña. El titulo del avión era
frase meritoria de un conductor de autocares de los tiempos
del colegio Juan XXIII, en su irritación decía el hombre,
que vino a las seis de la madrugada de Rabat, entre medias
aterrizar en Ceuta, servicio escolar, servicio turístico en
mediodía, y regreso al colegio a llevar los niños a las
paradas de recogida, en el stress y ansiedad, dijo el
conductor la frase, señorita, la empresa se cree acaso que
esto es un avión?
Esa frase la hice mía hace tres años, por avatares y
cuestiones familiares, el ser cumplido y servicial me hizo
llegar a un estado de shock y malestar, por cuanto, entre
medias de postres, meriendas y cenas, a ciertos personajes
familiares, se les encendía la bombilla, y pensaban que
tenía en la azotea del piso, un Harrier con despegue
vertical para llevarlos a su antojo, a su casa, porque entre
lo mejor de una película o partido de fútbol, se habían
acordado que se habían dejado la ventana abierta del water.
De aquellos polvos que trajeron esos lodos, cuando se dió el
puñetazo en la mesa, muchos salieron pitando, otros apagaron
los móviles y otros fueron a ponerse medallas. De la frase
del avión, me he inventado otra más familiar con los
ciudadanos de Ceuta, algo así como el Portillo, si la mítica
silueta del autocar de color celeste, que hace la ruta de la
costa del Sol. En el gimnasio, en el móvil, en el fijo,
recogerme, traerme, llevarme, ponerme, carga y descarga, y
menos mal que entre medias me llevo mi cargamento de compac
de la comparsa de Quiñones, para ponerlos a toda marcha,
para desgañitarme cantando coplas. Quizá la mejor frase de
los transportes generales, jamás superada en la historia fue
la de tita Anita, al final de la misa de la Comunión de mi
hermano Miguel Angel, nos poníamos a preparar el convite en
Los Pulpos, y mientras dudamos unos segundos de preparar los
transportes generales, tita Anita soltó la frase histórica
de : Que Javier vaya dando viajes...
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