Aunque las medidas de seguridad comprometidas por el Ingesa
apenas se han materializado aún en el centro de salud
Tarajal, el personal sigue sintiéndose intimidado por las
agresiones verbales que siguen padeciendo a diario. La
violencia física alcanza ya también a las propiedades de la
plantilla, como sus vehículos, y el sindicato Satse quiere
que el Ingesa contemple también en su plan de seguridad para
el centro la instalación de cámaras de videovigilancia en el
estacionamiento.
El personal sanitario y parasanitario del centro de salud
del Tarajal sigue intranquilo después de la oleada de
agresiones a médicos y vehículos de la plantilla, a la que,
según afirman, ha seguido durante la última semana insultos
y agresiones verbales que ya ni siquiera trascienden ante la
magnitud que está alcanzando la violencia física.
Como informó este periódico, los últimos ataques físicos se
habían producido contra los vehículos de la plantilla
estacionados en el aparcamiento del centro de salud, al que
se penetra a través de una puerta metálica que resulta de
fácil acceso para los usuarios que ya están dentro del
centro de salud.
Así que mientras el Ingesa se decide a poner en
funcionamiento el arco detector de metales que ha trasladado
hasta estas instalaciones sanitarias, los botones antipánico
en las consultas y otras medidas de seguridad que
públicamente prometió el director terrritorial del
Instituto, Jesús Lopera, el personal eleva la demanda de
precauciones en el centro, y el Sindicato de Enfermería,
Satse, exige que también se instale una cámara de
videovigilancia en el aparcamiento reservado.
Puede ser una medida alternativa a la contratación de un
vigilante de seguridad. Porque, además, el vigilante
adicional que se ha dispuesto en el centro durante la hora
de dispensación de metadona a pacientes ex toxicómanos,
principal fuente de los conflictos, soluciona muy poco
cuando los insultos y agresiones verbales mencionados se
producen en el despacho del médico o la enfermera. “Además
de este vigilante durante la hora de dispensación de la
metadona, el centro cuenta con un único vigilante
permanente, pero si se produce un incidente en la consulta
el personal no puede comunicarse con él porque aún carece de
los botones antipánico”, explicó a este periódico Elisa-
beth Muñoz Vallejo, delegada de prevención de Satse.
El detector de metales carece aún del escáner y de la
persona que lo controle, aunque el Ingesa asegura que el
dispositivo estará funcionando “en breve”.
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