LUNES. 19
Me tropiezo con Felipe Escane, presidente de la
Asociación Deportiva Ceuta, y lo primero que me dice es que
empezará a reírse para que yo no lo tache de serio y
aburrido. Y a partir de ahí nos ponemos a charlar. No se le
nota mucho al presidente la derrota frente al Murcia B, ni
el mal juego del equipo, aunque me imagino que la procesión
debe ir por dentro. Y en la charla sale a relucir lo de
siempre: que yo no escribo de los problemas técnicos,
físicos o tácticos del equipo. Porque ni me interesa ni lo
creo conveniente. Ni mucho menos opino en contra de las
subvenciones que recibe el club por parte del Gobierno
presidido por Juan Vivas. Más bien todo lo contrario.
Aunque es verdad que en cuanto a alguien le da por mirar
hacia atrás para poner en duda los méritos de la entidad
cuando fue presidida por el editor de este periódico, no
tengo el menor inconveniente en salir a la palestra. En
cuanto al entrenador, Carlos Orúe, le recuerdo al
presidente que yo no le tengo ojeriza. Si bien es verdad que
el técnico nunca ha pedido disculpas por decir, la temporada
pasada, que se aburre viviendo en Ceuta. En fin, que
charlando, como mandan las reglas del juego, Felipe y yo nos
dimos un apretón de manos.
MARTES.20
A Vicente Matoso lo conocí yo siendo él juez de
línea, que así se llamaba entonces al árbitro auxiliar. Lo
tuve en la banda, cuando yo entrenaba, en partidos
complicados para Antonio Moreno: árbitro cuyas
condiciones técnicas debieron de proporcionarle mejor vida
en el arbitraje. Hoy, después de estar mucho tiempo sin
hablar con Matoso, hemos coincidido en un establecimiento y
hemos conversado durante un buen rato. Lo hemos hecho de
cuando, como ya he dicho, ambos vivíamos el deporte rey de
manera apasionada. Luego, años después, estuvimos trabajando
en la misma empresa. Y en ella se forjó nuestra amistad.
Incluso me atreví a pedirle a cierta autoridad federativa
que hiciera todo lo posible para que Vicente ascendiera a
Segunda División A. Pero la cosa salió mal por motivos que
ya no vienen a cuento remover. En fin, que acabamos hablando
de waterpolo. Deporte que Matoso ha vivido siempre
intensamente. Y termino felicitándole por ese hijo
deportista que tantas satisfacciones le viene dando.
MIÉRCOLES. 21
El Hotel Tryp está de moda. Aunque la verdad es que lleva ya
varios años siendo establecimiento donde suelen citarse
mucha gente para hablar no sólo de negocios sino de cuanto
les apetece. Hoy, por ejemplo, la plantilla de la Asociación
Deportiva Ceuta se ha dado cita en el establecimiento para
compartir una comida con ánimos de recuperarse del varapalo
sufrido frente al Murcia B. Comida en la cual se esperaba la
asistencia del presidente de la Ciudad. Pero éste, no sé por
qué causa, ha delegado en el consejero de Fomento, Juan
Manuel Doncel. A quien le he presentado a Víctor
Redondo y a Antonio Monies. Cargos importantes de
la empresa Rokwool. De la que tendré oportunidad de hablar
más adelante. Doncel, siempre tan dado a mostrarse como es
él, ha estado en su papel. Dando pruebas de la sencillez que
le caracteriza y muy dispuesto a facilitar la tarea de quien
escribe. De Víctor, valenciano él, y de Antonio, andaluz,
tendré oportunidad de hacerles el artículo. Puesto que estoy
seguro de que vienen a Ceuta con credibilidad suficiente
como para que sus exposiciones sean oídas con sumo interés y
aceptadas.
JUEVES. 22
Quedamos citados en ‘La Dehesa’ para tomar el aperitivo. El
primero que llega es Francisco Pérez Piñero, luego lo
hace Pepe Ávila, y al final me incorporo yo. Los primeros
comentarios se los destinamos al partido del Madrid-Milán,
jugado la noche anterior. Hay acuerdo en lo fundamental: el
Madrid jugó andando y su portero regaló un partido que
estaba más que ganado. Pero pronto dejamos de hablar de
fútbol para, por no sé qué motivo, ponernos a charlar de ‘El
Polémico Dialecto Andaluz’. Y a mí se me ocurre
recomendarles que lean, precisamente, el libro que bajo ese
título escribió José María de Mena, catedrático de fonética.
Y les cuento como entre los años 1900 y 1936 perdió
Andalucía una gran ocasión de elevar el habla regional a la
categoría de lengua escrita literaria, como lo son otras
hablas peninsulares. Pero los escritores andaluces, que en
ese tiempo formaban un grupo numeroso y de grandísima valía,
se avergonzaron de su lengua andaluza y se dedicaron a
escribir en castellano. Todos ellos, imbuidos por las ideas
del internacionalismo literario, miraron hacia el París del
vanguardismo. Mencionamos también el ‘seseo’ y el ‘ceceo’. Y
lo que cambia la pronunciación de una comarca a otra. Me
cabe decir que nos lo pasamos muy bien.
VIERNES. 23
Josefina Castillo y Adelaida Álvarez, acompañadas por el
marido de la primera, Federico Larrea, coinciden conmigo en
un establecimiento y nos ponemos a charlar. Y charlando nos
pasamos más de media hora sin que decaiga el interés. Con
Josefina hablaba yo mucho cuando Mohamed Chaib era consejero
de Bienestar Social y ella, si no me equivoco, subdirectora
General de la cosa. Con Adelaida también hubo una época en
la cual manteníamos relaciones fluidas. Pero un día, de la
noche a la mañana, se cortaron. En fin, que hoy nos ha dado
por mirar hacia atrás y recrearnos en cuestiones que han
cambiado para mejor y en otras que están ya de capa caída.
En realidad, hablando y hablando, se nos ha pasado el tiempo
sin darnos cuenta de que la hora vaga de mediodía se nos
había hecho tarde y tocaba salir pitando para comer en casa.
Josefina Castillo, cuando tocamos lo de prohibirle a los
perros que pisen las playas en invierno, me informa de que
tiene un hijo que ha hecho veterinaria y que le está
costando un mundo encontrar empleo. Lo digo por si acaso a
alguien le interesa saberlo.
SÁBADO. 24
Cada vez que veo a Salvador Durá me causa la consiguiente
alegría. No en vano estuve trabajando con él varios años y
nuestras relaciones fueron siempre muy buenas. Relaciones
que conservamos. Salvador tiene en el Hotel Tryp una comida
entre amigos. Y, mientras éstos van llegando, los dos nos
ponemos a recordar tiempos pasados. Y lo hacemos con la
satisfacción de saber que siempre prevaleció el respeto
entre nosotros. Incluso cuando no había motivos para
coincidir en nuestras apreciaciones. El delegado de la
Confederación Hidrográfica del Guadalquivir es persona
agradecida. Y, en cuanto tiene ocasión, no duda lo más
mínimo en exponer las razones por las que él me tiene tan
bien considerado. Lo cual es reciproco. En fin, que en
cuanto nos vemos, aunque sea de tarde en tarde, nos cunde la
cháchara. Y a fe que ésta nos anima y nos pone en
condiciones de sacar pecho durante unos minutos.
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