Lo conocí a los pocos días de
haber llegado yo a esta ciudad, en octubre de 1978, y desde
entonces, aunque nunca fui un amigo íntimo suyo, he hablado
en infinidad de ocasiones, coincidiendo en muchas
apreciaciones de ámbito local y nacional.
El era el prototipo de hombre que deja los personalismos a
ultranza y delegaba muchas funciones en personas que
consideraba de confianza. Él sí era un hombre en el que se
podía confiar, pero no se daba cuenta de que algunos en los
que él había depositado toda su confianza, no podían ir
solos hasta la puerta de la calle.
Posiblemente haya sido en esto, en lo que él falló, al dar
confianza a algunos que no la merecían. No es el momento de
dar nombres.
Para mí, siempre fue un gran hombre y un gran socialista, en
los tiempos en los que disentir del sistema imperante era un
gran riesgo, pero disentir desde las perspectivas que
marcaba el socialismo de aquellos momentos implicaba correr
un continuo y constante peligro, a la altura que uno quiera
ponerlo.
Ahora, un ex alcalde, un ex senador, un ex hombre del
pueblo, de la política y del partido se ha ido, a los 91
años de edad.
El Palacio Autonómico, en la mañana del viernes, era el
lugar donde se palpaba el pulso de la vida política de
nuestros días, y donde todos los que iban a dar el último
adiós a Fructuoso Miaja, iban convencidos de que despedían a
un hombre que, a lo largo de los años, paseó su nombre sin
tener que agachar la cabeza, nunca, por haber cometido
ningún tipo de desatino.
Y es que en el Salón del Trono, del Palacio Autonómico se
respiraba un aire de pesar, por esta pérdida. Y es que,
según comentaban algunos del propio partido socialista de
Ceuta, si Fructuoso Miaja hubiera tenido 20 años menos,
cuando la ruptura del propio partido, hace un par de años,
todos decían que con toda seguridad, él, con tacto y
tranquilidad, hubiera dado una solución muy distinta a la
que se dio, para solucionar unas cosas y “envenenar” otras
para mucho tiempo.
Es cierto que en el adiós de alguien, siempre se dice lo
mismo:” era muy bueno”, “fue el mejor”, ... y un largo
rosario de bendiciones, aunque aquí, estoy seguro de que
ninguna de las afirmaciones, alabando su personalidad, se ha
excedido, porque Fructuoso era, como dijo Carracao: “un
hombre de su tierra”, o como ha dicho el actual alcalde,
Juan Vivas :” un alcalde honesto, honrado, cercano y querido
por los ceutíes”.
También tiene razón el delegado Fernández Chacón al
afirmar:” se nos ha ido un honesto y gran socialista”. Esta
puede ser la afirmación más tajante, ahora que en la casta
política hay tantos vaivenes, precisamente cuando más fácil
está para ser político, porque ser “político” en otros
momentos que vivió Fructuoso Miaja era algo al alcance de
los más osados o de los que de verdad sentían lo que no
sentía el resto de la población, y ser político socialista
cuando no se habían ganado elecciones de ningún tipo, y
cuando se estaba haciendo un reciclaje del régimen anterior,
con distintas siglas pero con similares actitudes intentaban
instalarse en las principales instituciones, eso era una
osadía rayana en la imprudencia, que sólo los que tenían el
ánimo muy templado lo podían hacer sin ser hostigados desde
la derecha, mucho, desde la izquierda, más, y desde el
centro, todavía más que por los otros dos lados.
Ahora ya, con todo en calma, un veterano de sentido y
sentimientos democráticos nos acaba de decir adiós. Se ha
ido un buen hombre.
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