Dos centenares de ceutíes, en su mayoría mujeres y niños,
respondieron ayer a la convocatoria del Centro Asesor de la
Mujer para celebrar el Día de la Mochila. Una tradición en
Ceuta cada vez que llega el día de Todos los Santos y que la
centro ha querido adelantar una semana para no obstaculizar
la reunión familiar. el día 1.
Tras una década sin celebrarlo, el Centro Asesor de la Mujer
recupera la tradición del Día de la Mochila y la vuelve a
adelantar una semana para sus alumnas, alumnos, familiares y
amigos con el objeto de que la jornada de Todos los Santos
pueda dedicarse a los más allegados y al recuerdo de sus
difuntos.
Hombres y, sobre todo, mujeres de todas las culturas:
musulmanas, hindús, católicas, se lanzaron ayer desde los
Jardines del Sarao hasta el Monte Aranguren para celebrar
esta fiesta inicialmente cristiana con una marcha de
mochilas cargadas de frutos secos y otras provisiones para
andar el sendero, acompañados en muchos casos de hijos
pequeños.
“Me siento estupenda porque yo estoy acostumbrada a andar
mucho. Ni yo ni mi hija estamos nada cansadas. Pero la
semana que viene es para la familia”, explicó a este
periódico Conchi Sánchez, quien tuvo el honor, junto a su
hija Ana Gaitán, de ser las primeras en regresar a los
Jardines del Sarao, después de un atropellado itinerario en
el que llegaron hasta la perrera, se la encontraron cerrada,
y tuvieron que desandar el camino y rodear el pantano del
Renegado.
Joaquina Ruiz, con sesenta años, fue la quinta en llegar a
la meta y estaba como si nada después de más de dos horas de
andadura. “Hemos hecho el recorrido la mar de bien, porque
en casa estamos muy acostumbradas al deporte”, se jactó.
Ana Martín, que llegó la tercera, también se encontraba muy
satisfecha pero explicó que a su compañera Mercedes
Rodríguez, en cuarta posición, se le había subido hasta la
tensión.
África Alvarado, que llegó con el tercer grupo, era la
primera vez que hacía el recorrido de las mochilas, pero
aseguró que repetiría la experiencia si el Centro Asesor de
la Mujer continúa con esta iniciativa el año que viene.
Junto a ella, Hariya Ahmed Amar no se apuntaba al Día de la
Mochila desde que sus hijos se hicieron mayores. Sin
embargo, este año no se pudo resistir a la llamada de las
responsables del centro asesor.
Los niños también se mostraron entusiasmados con la
experiencial. Como Ying Chan Bao, de sólo ocho años, que
había acudido a la marcha acompañado de “su tata”. “Él ya ha
hecho senderismo en otras ocasiones, no el día de la
mochila”, apuntó su acompañante. “Me ha gustado, pero estoy
cansado y tengo ganas de comer porque ahora me voy a jugar
un partido de fútbol”, farfulló el pequeño.
Juana Ávalo es una veterana del Día de Mochila y repetirá
cuando la llamen “las maestras”.
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La convivencia se prolongó durante casi doce horas
La monitora del Centro Asesor de
la Mujer y coordinadora de la actividad, Inmaculada López,
explicó que el Ayuntamiento llevaba veinte años trabajando
en la celebración de esta jornada de la Mochila, y que tras
una década de ausencia, se retomaba ayer con un sinfín de
actividades preparadas por el Departamento de Participación
Ciudadana, que se esfuerza por involucrar al alumnado, el 90
por ciento del mismo compuesto por mujeres, en sus
proyectos. “Está claro que se trata de una tradición muy
arraigada en Ceuta. Es una jornada para la familia y nuestra
intención es que se integren familias de todas las culturas
que conviven en Ceuta”, subrayó López. Con el Centro Asesor
de la Mujer han colaborado Cruz Roja, que puso a disposición
de las y los senderistas un ambulancia y ocho voluntarios,
el Club de Montaña Anyera y la Confederación Hidrográfica
del Guadalquivir. El programa completo comenzó a las nueve
de la mañana con la salida de autobuses desde la Plaza de
África, que llegaron hasta los Jardines del Sarao donde se
repartieron las mochilas. Tras regresar de la marcha, que se
prolongó durante más de dos horas, pudieron disfrutar de una
buena comida y animación infantil y para adultas. La fiesta
continuó por la tarrde con una fiesta-baile y más animación
infantil, pues los pequeños y pequeñas pudieron disfrutar de
castillos hinchables, teatro y otras actividades propias
para la edad. La convivencia estaba programada hasta las
ocho de la noche, cuando los autobuses regresaron a la Plaza
de África.
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