Paseando con mi perro, amigo fiel, modelo y espejo donde
deberíamos vernos más de uno, nos damos cuenta los dos que
“molestamos” allá por donde vamos: por la calle real, por la
marina, gran vía, etc. No quiero decir que nuestra presencia
desagrade a nuestros paisanos, pero la necesidad de Horacio,
nombre de mi amigo, hace que corra de un lado a otro de la
calle con la finalidad de desfogarse porque ha estado casi
todo el día en casa y necesita, como todos nosotros y todo
ser vivo moverse un poco. Decido pues bajar a la playa y
soltarlo para que haga un poco de deporte, corra y se canse.
Así pasamos diez minutos solos en la playa, ya que estaba
atardeciendo y el tiempo no acompaña para los bañistas, por
lo que seguimos aprovechando el buen rato que estamos
pasando hasta que un agente de la policía local me pone al
día sobre el nuevo aviso de no llevar ni pescar dentro de
unos días en la playa, pero vista la situación de soledad
que vivíamos en la playa me dejó pasar unos minutos más en
la playa, lo que terminé agradeciéndoselo pero no pudo
evitarme el disgusto de no poder llevar más a Horacio a la
playa.
A la siguiente semana y acordándome del consejo policial,
prefiero por un espacio abierto para que Horacio vuelva
hacer deporte y mientras pueda educarlo en eso de sentarle,
que se tumbe o que camine cerca de mí, en fin, pasar otro
buen rato con mi amigo. Esta vez decido por el llano que hay
detrás del cementerio de Santa Catalina. Otra vez, con la
única compañía de mi perro estuvimos unos minutos hasta que
llegaron un par de Guardia Civiles de Seprona y deciden que
al tener al perro “peligroso” suelto y sin bozal ponerme una
multa algo considerable (2.400 €). Se marchan y allí estamos
Horacio y yo con la nueva compañía de una multa que hace
marcharme de allí con cara de pocos amigos.
Sé que a todos nos tienen porque gustarnos los perros, igual
que no nos gusta ni la misma música ni las mismas películas.
Soy respetuoso con todos cuando paseo por la calle con
Horacio, incluso cuando vienen padres riéndoles las gracias
a sus hijos porque intentan pegar a mi perro o dicen: “mira,
guau guau malo”, ya lo dije antes: ya quisieran muchos
parecerse a los animales. Por esto pedimos un sitio donde
nuestro perro se canse, corra, se desahogue y se relacione
con otros perros como hacemos las personas.
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