Pocas veces, en un lugar rodeado
de agua por casi todas partes, es el agua, como tal, un
problema tan traído y llevado como lo está siendo aquí, en
los últimas semanas.
El asunto ahora es de otro tipo, especialmente cuando se
toca en la cartera de unos empleados que, desde tiempo
inmemorial, no pagaban los recibos del abastecimiento a sus
casas, no porque no quisieran pagar tal recibo, sino porque
desde el organismo que emitía esos recibos nunca se había
pasado ni uno solo a los trabajadores de ACEMSA.
La sorpresa ha sido “morrocotuda”, cuando hace un par de
semanas recibieron los empleados de este organismo una
notificación de los Servicios Tributarios, reclamando el
importe de los últimos cuatro años.
Mal me lo ponéis, que diría alguien en siglos pasados y que
no estaría hoy desfasado, al no poder entender casi nada de
este asunto. Y es que de muy pocas cosas hay quien se está
enterando, con tanta parcelita desperdigada por ahí, que con
ejemplos como este, parece que se trata de “reinos de
taifas”, sin dar cuentas, claras y regularmente, de lo que
está pasando.
Y no voy a poner en tela de juicio la obligación que tiene,
o tenemos, cada uno de pagar los servicios que recibimos. El
agua la tenemos que pagar todos, pero la que gastemos y en
su justo momento, no cuando a alguien le salga de las
narices, y después de haber leído los correspondientes
contadores. ¿Acaso desde ACEMSA, o desde los Servicios
Tributarios tienen una relación clara de lo que han gastado
estas familias?. No, sencillamente no, porque de la misma
forma que, por ejemplo, el taxista va a su casa a comer en
taxi, aquí, alguien para hacerse el gracioso, simpático, o
para tener de su lado a los trabajadores de ACEMSA, un buen
día dijo:” a vosotros os va a salir el agua gratis”. Una
prebenda intempestiva, que cuando ha habido cambio de
quienes controlan esos recibos han descubierto el “pastel” y
ha cortado por lo sano.
De una tacada, la multiplicación de los panes y los peces,
5.000€ a unas 70 familias, la mitad, aproximadamente, de lo
que va a costar el “barquito” del agua.
Particularmente estoy en contra de los privilegios del agua,
la luz, el barco, o mil circunstancias que uno encuentra a
cada paso, pero mucho más en contra estoy del “atraco” como
es esto de los 5.000€, tras una serie de años en blanco.
Y vuelvo a lo mismo que ayer comentaba en esta columna, el
político no tiene que estar controlando todo, pero si
alrededor tiene unos técnicos que no están capacitados, o no
son de total confianza, para que sus organismos marchen en
orden, ahí sí que tendrá que actuar el político, detenerse
en el asunto, mirar para él y si hay que poner mala cara se
pone, porque si te dejas llevar por una simple sonrisa
amable, sin mirar para la izquierda, ni para la derecha, en
cuanto te despistes te cruzan la cara o te la ponen
colorada, sin haberte dado cuenta.
Este es un asunto muy grave, y no se puede tapar echando
tierra encima. No sé cómo y cuando tendrán que pagar, pero
habrá responsables que deben responder de esos errores.
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