Veo en la edición del pasado
martes, en nuestro periódico, El Pueblo de Ceuta, unas
manifestaciones del presidente de la Ciudad, Juan Vivas, que
me convencen sólo a medias, al referirse a las
responsabilidades por el asunto del agua.
Es cierto que “no hay motivos para asumir responsabilidades
políticas”, y sigo estando de acuerdo en él en que “malo
sería que el Gobierno tuviera que estar detrás de asuntos
que sólo los profesionales pueden llevar a cabo”.
Hasta ahí, no sólo de acuerdo, sino totalmente de acuerdo
con el presidente, pero lo que no llega a decir Juan Vivas
es que en todo este asunto, uno o varios profesionales no
han actuado a tono con las situaciones que se iban
planteando y, al final, eso que no se le debe escapara a
nadie, la Ciudad será la que tenga que sufragar unos gastos
que no estaban en ninguna partida del presupuesto.
Nadie, y yo menos, puede culpar al presidente de dejación de
sus funciones. Nadie, y yo menos, puede decir que el
presidente no se esté dejando la piel en la remodelación de
la Ciudad, como nadie podía haber imaginado hace diez años.
Pero todos los que vivimos en Ceuta, desde hace ya varios
años, teníamos asumida la idea de que los grifos sin agua no
iban a volver a estar en esta Ciudad, además de que el
desfasado barquito no volvería allegar a Ceuta, con un
cargamento de agua.
Es cierto que se han dado una serie de circunstancias
concatenadas, que han llevado a la circunstancia que hay
ahora, con la contratación del buque aljibe.
¿Que los miembros del Gobierno no son culpables del
desarrollo de este problema?. Posiblemente no, es más, soy
de la opinión de que cualquiera de los miembros del Gobierno
no tiene por qué conocer el estado de unas tuberías o de
unos jardines, pero la pregunta es ¿Y los profesionales
expertos en esas materias, tampoco?.
Con todo, lo malo no es que surja el problema, lo
verdaderamente malo sería que ese problema, una vez
aparecido, no fuera capaz de resolverlo nadie y, de momento,
eso se está solucionando.
Desde el Gobierno se han tomado las decisiones oportunas
para llegar a la solución, incluso si no llueve lo que se
espera y desea.
Ahora bien, esta es una solución política, pero no creo que
el Gobierno se deba conformar con esto, porque si hay unos
profesionales a los que, cuando menos, se les suponen unos
conocimientos y aptitudes para llevar eso en orden, deberá
ser el Gobierno el que tome la decisión de actuar a tono con
la problemática existente.
Hoy estamos hablando de una serie de circunstancias
adversas, concatenadas. Eso se ha solucionado, por ahora, o
se va solucionando, pero esas circunstancias pueden darse el
próximo año, de aquí a dos años, o cuando sea y no creo que
en el ánimo de nadie, y menos del Gobierno, esté el volver a
tropezar en la misma piedra. Es lo que creo y como tal lo
digo.
Es más, también está en su papel el presidente de la Ciudad
al defender la labor de los servicios técnicos, por haber
reaccionado “eficientemente”, bueno, según como se mire,
porque la reacción ha llegado, pero el problema ya llevaba
algunos días ahí.
Ahora, pues, gracias al apoyo de la CHG y de la APBA, además
de con los gastos añadidos que va a tener la ciudad, estamos
en una situación de compensación, rectificación y ayuda,
tratando de volver a la normalidad que es lo que pedimos,
políticos y no políticos, pero para ello los profesionales
tendrán que saber prevenir.
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